Thursday, June 02, 2005

el olor entre las piernas, cap. 29 ars poetica

El olor entre las piernas
Cap. 29
Ars Poética


En esta ciudad malintencionada hay que tener bien definidos los puntos sobre las íes. Especialmente cuando nos enfrentamos al peso de la crítica de los académicos y los escritores y artistas consagrados. Yo ya he decidido volver a lo básico, al gusto de lo simple. Por supuesto, lo que es simple para mí, puede parecer absolutamente imposible de entender para muchos. Lo que me obliga a simplificar la cosa más aún.

Ars poética tiene que ver con para quién escribes y por qué lo haces. Tengo que reconocer que en cuanto a la primera de estas dos incógnitas, no escribo para nadie en específico. Nunca he tenido en cuenta a mi lector, para nada, y la primera vez que alguien me preguntó esto, me di cuenta que quien me lo preguntaba era un angloparlante. Sean tenía algo de razón en aquel entonces, cuando me hablaba de lo que le pareció mi novela Oz, la cual todavía no he tenido la valentía de revisar. ¿Para quién escribes esto? –me preguntó. Tuve que contestarle que no sabía porque sinceramente nunca me había puesto a pensar en ello. Luego, la profesora Sofía Cardona leyó los cuentos que tenía terminados hasta ese entonces de mi libro Pobre Puerto Sucio, para decirme que tenía que tener más en cuanta la sensibilidad de mi lector. Tenía que aprender a enamorarlos más. No tengo que decir que desde entonces he dejado ese libro completamente de lado.

Pero hay algo que me llena de una insaciable luz por dentro. Luz del sol que quema la piel, separándola de los músculos, luego del hueso y tendón. Son unas ganas irremediables de escribir. Ante esas ganas todo lo demás parece inconsecuente. Un amigo mío, Axel, dijo en una entrevista algo así como que “lo importante es realmente contar un buen cuento”, después de yo haber dicho que en Puerto Rico teníamos que quitarnos las gríngolas de la literatura hispanoamericana, que teníamos que leer en inglés, a los americanos, a los británicos, que había que ver lo que se estaba haciendo en Francia, en Japón, en Italia, y sobretodo, en el resto del Caribe, el que no es hispanohablante. Lo dije porque me preocupa precisamente eso: que en Hispania, nos preocupamos demasiado acerca del discurso detrás del discurso, olvidándonos de que lo importante es que el cuento sea un buen cuento.

Yo ya tenía esa visión, antes de que el pana Axel le diera palabras a ese pensamiento que llevo dentro desde que vi pro primera vez la película What Dreams May Come. Desde entonces, escribo para tener un lugar a donde ir cuando muera. Así de cursi y así de sencillo.

Finalmente he decidido no tener en cuenta a mi lector para nada. Esto combinado con una buena y alta producción, debe asegurar la satisfacción de la variedad que buscan los buenos lectores. También de decidido escribir sólo aquello que me gustaría leer. Después de todo, la tinta no correrá para siempre. y cuando eso ocurra, quiero haber escrito todo lo que me propuse desde un principio.

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