Monday, December 19, 2005

El olor entre las piernas, cap. 63 Puerta ancha

El olor entre las piernas,
Cap. 63 Puerta Ancha

En la calle Paraná, justo donde termina la Urb. Río Piedras Heights, a mano derecha, hay una gasolinera abandonada llena de fantasmas. No me di cuenta de cuánto tiempo hace que está abandonada. Debe llevar tres años la hiedra que se la va trepando, la hiedra la monta, y la gasolinera se deja montar, como una mambó en éxtasis de vèves, loas y gallinas muertas. Dije hace tiempo que quería escribir un ensayo bien Sci-fi. Creo que se me ha dado la oportunidad.

La gasolinera, que sé que era una ISLA, se presenta como uno de esos espacios en la ciudad que no ve todo el mundo, un lugar de esos ofuscados, escondidos por la velocidad misma de los animales de ciudad. Me detengo en esa parada, la que le queda justo de frente, y camino hasta sentarme cerca de lo que antes era una bomba. Ni siquiera hay ratas, ni cucarachas, ni hormigas bravas con sus frágiles hormigueros. Exceptuándome, solamente respira una nada fantástica, como la que amenazaba con comerse a la tierra de Fantasía, la que todavía se puede accesar via The Neverending Story de Michael Ende.

Me siento allí, en parte esperando ilusamente que me coma la nada. Sopla un poco de viento, y de repente, las nubes confabulan para ponerse todas grises y provocarme un momento sublime. Saco mi libreta. Esto lo tengo que escribir.

Reviso el letrero con el precio de la gasolina. Este establecimiento lleva no menos de 3 años abandonado, pues al momento de cerrar, el letrero leía 35 Premium, 32 Regular. Me viene una pregunta a la mente, que lugo desatará muchas preguntas más, porque mi momento sublime no terminará aquí, en este abandonado punto de la capital. ¿Cómo fue el último día de trabajo de esta gasolinera? ¿Qué diablos pasó que se fueron y dejaron las bombas y hasta el precio en el letrero? ¿Cómo la pasaron los que trabajaron allí por última vez?

Decidí entrar a la ferretería que le queda cerca pero más abajo. Le pregunté a un señor que parecía estar congelado en el tiempo, genéticamente. No tenía ni una sola arruga. Su piel era tersa. Era un hombre sumamente guapo de ojos claros, pero su cabello estaba lleno de canas. Me dijo que esa gasolinera había cerrado en el 2001 (¡tanto tiempo ha pasado y ni me había fijado! Debe ser la ofuscación, el mero despiste), que él mismo fue gerente y procedió a contarme el último día de la gasolinera.

Sucede que el dueño la vendió de la noche a la mañana, a un matrimonio joven que pereció en un accidente de tránsito la misma noche en que le pagaron al hombre en efectivo. El accidente fue aparatoso. Un conductor ebrio se comió una luz y los partió por medio. A la mujer la reconocieron por la caja de dientes. A los empleados no le dijeron nada, sino hasta el último minuto, cuando llegó el jefe a decirles que cerraran bien cuando terminaran su turno, que “estos son sus cheques de liquidación y buena suerte en sus vidas, desde mañana esto es de otra gente”. Abrió la caja registradora ante la mirada completamente sorprendida del hombre joven de pelo blanco que hablaba conmigo, sacó el dinero hecho, el petty, cuadró la ATH y se fue sin tan siquiera explicar por qué no le dio a los empleados un plazo de dos semanas para que se consiguieran otro empleo. La gasolinera jamás reabriría.

Cuando me dijo todo eso sentí como se me erizaban los pelos, producto de haber descubierto algo que nadie excepto yo podía saber. Lo cual no es cierto, porque nada de esta bochinche es cierto. No hay tal hombre de pelo blanco, y la gasolinera nadie sabe qué carajo pasó con ella. Esa es sólo mi teoría, aunque es cierto que para escribirla, tenía que bajarme de la guagua.

Volví a montarme en la C-18, mientras un millón de preguntas me asaltaban la mente: ¿Cuántos cuadrados verdes, blancos, amarillos y menta posee la fachada del edificio nuevo situado donde antes estaba el Fondo del Seguro del Estado, en la calle que antes era la Ave. Ponce de León en ruta hacia Cupey? Porque ambos, el edificio y la calle han quedado innombrados. El edificio tiene una bonita fuente siempre encendida, pero no tiene título, y nadie sabe qué carajo es y para qué sirve ahora. Sólo queda su pasado. Próxima pregunta: ¿en qué momento la Ave. Ponce de León se dividió entre ésta, la carreterra vieja de Caguas, y la “viejísima”? ¿Cuántas gotas de lluvia tienen que caerme en el pelo para enfermarme, y por qué cuando me ducho no me enfermo, si gua es agua dondequiera que esté? ¿Es que el agua de lluvia tiene una composición química significativamente distinta que me produzca grandes cantidades de flema? ¿Cuántas estudiantes de intercambio tiene que pasarme por el lado con sus paraguas en Río Piedras antes de que saquen un ojo?

En mi CD Player, Mima me mima hablándome de una puerta ancha. Santo camino furtivo. Eso es lo que es Río Piedras, un camino lleno de elementos furtivos, escondidos, la ciudad per sé es eso, una ciudad no apta para despistados, obtusa y ofuscada. Una ciudad de ciencia ficción para miopes psíquicos que ven más allá. Antes no era así, y me pregunto si en el futuro, y aquí entra el cuestionamiento Sci-fi, tan necesario para la Sci-fi, Río Piedras y San Juan seguirán destapando sus lugares íntimos como criaturas heridas enseñando las vísceras. Antes no era así. Recuerdo cuando tenía cuatro años, par de meses antes de irme de Puerto Rico. Mi mamá me llevaba en guagua al Paseo de Diego. Todas las tiendas estaban abiertas. Había mucha gente y daba gusto ir a comprar allí. Ahora la mayoría de las tiendas cierran al poco tiempo para vender sus espacios a gente que montará otras tiendas que cerrarán a los tres meses. En los ’80, San Juan era más funcional. Pero ahora, estando tan desnuda, tiene más sentido.

Monday, December 12, 2005

El olor entre las piernas, cap. 62 Dog of the King

El olor entre las piernas, Cap. 62 Dog of the King


Sucede que las pesadillas parecen no terminar. Mis estudiantes de 4to grado se transforman en guerrilleros al mando del comandante Marcos, buscándome para matarme. Me despierto 5, 9, 12 veces en la noche, como gato pegado al techo, erizado, azorado.

Ayer decidí romper el ciclo. Humedece el corazón, David Caleb, me decía una y otra vez mientras meditaba, buscando vaciar la demasiada luz de adentro. Necesito oscuridad.

Tan pronto llegué del trabajo me acosté a dormir, arrullándome con la fantasía sexual de turno, de esas estilo knight/squire, en donde rescato a un muchachito desnudo de las garras de una bruja maligna que se transforma en dragón, muchachito que en el mundo real podría llevar el rostro de cualquier estudiante bonito de grado doce. Me lo llevo a caballo, sentado en mi falda, mientras lo voy penetrando con cada galope, muy a lo Como agua para chocolate. Nos detenemos en mi castillo, lo llevo a mi alcoba, y le hago el amor más profundamente, mientras observo su rostro blano ponerse rojo de la vergüenza al decirle que será mío por siempre, mi putita. Me vengo dentro y le doy un par de nalgadas. Luego lo abrazo y le digo cosas bonitas al oído que lo hacen sonreír y abrazarse más a mí.

Carta de reglas y derechos para fantasiosos sexuales

1. Tus fantasías son tuyas. No hay límite de temas, siempre y cuando se tenga claro que es una FANTASÍA. Algunos leerán esto y querrán tener sexo con mi caballo, en vez de con mi muchachito. ¡Son unos pervertidos!
2. Las fantasías deben ser en tres actos, porque si no, es fácil perder la concentración en los diálogos.
3. Los uniformes en las fantasías sexuales deben estar planchados y debidamente almidonados.
4. Los animales que participen en las orgías mentales no deben ser aves de ningún tipo, con la salvedad de gallinas dedicadas a algún loa, y deben estar inscritas con el vève ccorrespondiente; los mamíferos deben estar cepillados, los peces deben ser de agua dulce, y por nada del mundo se deben comer insectos. Las cucarachas no son admisibles.

Luego de levantarme, fui a Walgreens a ver si había algo interesante que ver. En el camino me dediqué a pensar sobre las palabras IRELAND y PEDANTE. N se me había ocurrido IRELAND significa LAND of IRE, o tierra de la ira, lo cual explica mucho del carácter de la gente que vive allí. Tampoco se me había ocurrido antes que PEDANTE viene de PEDO, que es la forma pipirisnais de decir PEO en América Latina y España. Así que pedante es alguien que se tira muchos peos. En medio de tantas divagaciones, vi a Kalman Barsy caminando hacia el mega party que se estaba formando en el redondel de Santa Rita, el de la calle Humacao, que no es más que el hueco más grande y cozy de Río Piedras.

Una vez en Walgreens, encontré los mismos fantasma y espíritus de cemento de lo que era el CUE, que siempre encuentro cuando entro a ese lugar. En las películas, alcancé a ver una western de Anne Oakley, la pistolera más rápida del mundo, según the Bride en Kill Bill, vol. 2. Me vi en la tentación de comprar el DVD, pero los motivos me fueron insuficientes.

Salí de Walgreens con las manos vacías y dejando al espíritu chocarrero del viejo edificio gritándome a mis espaldas. Mientras subía la Av.e Universidad, me llamó el reggaetón que salía del hoyo. Mis ganass de meterme aumentaron. Allí estaba Kalman Barsy, sentado en el banquito de arriba, observando a la gente desde su punto panóptico. Probablemente estaba haciendo algún estudio antropomórfico de la sociedad puertorriqueña. Porque es que dondequiera que haya reggaetón hay cosas que ver y escuchar, como por ejemplo, la Glory debe estar millonaria, porque ella le hace el backvoice a todos los cantantes de reggaeton que he escuchado hasta ahora. Dame, dame más duro… Papi, fulletéame el tanque que estoy empty… Dame más gasolina… esas son sólo tres piezas donde sale la cabroncita cantando, con tres raperos distintos. Moisés me contó su experiencia antropomórfica en el más reciente concierto de Ednita. Había mujeres y patos que no se sentaron nunca, cantando y actuando las canciones. Y es que a Ednita la escucha en este país la gente despechada. Y sólo hay dos grupos que caen en esa categoría en esta ínsula tan extraña: los patos y las mujeres. Tengo amigos patos que viajaron en manada desde Hartford sólo para verla. Y Moisés tiene panas que vinieron desde Nueva York en bandada.

El reggaetón me seguía llamando y en las de acercarme me encontré con Karen, mi amiga escritora que estuvo en el último taller de Mayra, y Beatrice, nuestra amiga israelí de intercambio, cuyo nombre verdadero es Zisa. Estuvimos bailando durante dos horas, ffumando cigarrillos que nos proveía Karen y grajéandonos mientras nos pasábamos el humo de boca a boca. Hacíamos sandwiches, mientras yo le culeaba a Karen y Zisa me culeaba a mí.

-David, I wanna fuck your virgin ass. –me dijo Zisa.
-Whenever you want, lassy. – le dije en mi mejor inglés con acento irlandés. But you buy the strap-on, eh?. –le repliqué, mientras a mi mente venían las palabras land of ire! Land of ire! Land of ire!

Después de un rato le pregunté a Zisa que significaba su nombre. Me dijo que “sweet”. Y me dijo que David significa “King”, y que Caleb significa “dog”.

-So you are the King’s dog! –me dijo ella se fumaba el último cigarrillo.
-Oh, honey no, on the contrary, I am the DOG OF THE KING.