Tuesday, August 30, 2005

El olor entre las piernas, cap. 49 Bichotes

El olor entre las piernas
Cap. 49
Bichotes

Mientras yo renovaba mi plan médico, en Río Piedras enterraban a uno de los “bichotes” más grandes de Coamo y Santa Isabel. Sucede que el bichote murió escudando a quien realmente iban a matar a tiros los “otros cacos”. El otro tipo resultó ileso. El entierro se dio de la siguiente forma.

El cementerio Santa Catalina de Coamo fue rodeado por guardias con armas largas, helicópteros y patrullas con perros, mientras desde la funeraria, el féretro del bichote era cargado por otros bichotes que eran sus panas, a pie, hasta el cementerio. Detengámonos un momento en la descripción del féretro. Me dice mi pariente que el mismo había costado más de $10,000 y que era en madera de cerezo con detalles en oro. Más del mismo bling bling si me preguntan. Dicen que los bichotes, hombretones machos de muy varonil calaña se arrojaban sobre el féretro, llorando como “niñas” (que me perdonen las feministas, por favor), gritando su nombre y diciendo que “esto no se va a quedar así”. Dicen que más de la mitad de Coamo dijo presente en el entierro, y cuando me dijeron esto, no pude más que pensar que la oscuridad se apodera del cielo, y que las fuerzas del mal se desatan para traernos los escalofríos que vienen cuando un pueblo de gente buena cae en las garras de los maleantes y las balas perdidas. A lo mejor esto es demasiado bíblico, y no tan profético, pero a mi me da grima que este pueblo se vaya a convertir en dominio de Al Capone’s wannabes, y de que pronto tengamos que buscar mejores empleos para rendir tributo a maleantes que supuestamente estarán dando rondas para proteger nuestros hogares y nuestros negocios. Pinta mal la cosa.

De vuelta al entierro, lo más genial de todo esto, si acaso lo único, fue el discurso del bichote que estaba supuesto a morir.

-Yo lo único que quiero decir es que el bien y el mal son relativos. No importa la que usted haga, a nadie le importa si es bueno o malo, mientras uno lo haga bien. El bien y el mal no existen, sólo las cosas que se hacen bien o se hacen mal. Y que todo el mundo sepa que esto no se queda así. El que hizo esto, que sepa que las va a pagar.

Yo me imagino que nadie entonó Oh Happy Day después de eso. ¿Cómo hacerlo? Si cuando le dije a mi pariente que quería escribir algo sobre lo sucedido me preguntó para qué, que con qué propósito, que por favor no pusiera nombres, que la calle está mala, que los otros días soltaron a uno de los Martínez de Santa Isabela, que las cosas se están poniendo malas, que no hay por qué agitar más la mierda. A lo mejor tiene razón mi pariente. El verano está demasiado caliente. Especialmente en este solsticio tan ridículo e inmisericorde.

Monday, August 29, 2005

El olor entre las piernas Cap. 48 Espiral tres: Wanda o nuevo ensayo sobre la ceguera

El olor entre las piernas
Cap. 48
Espiral Tres: Wanda, o nuevo ensayo sobre la ceguera

El día de hoy, un 29 de agosto que bien podría ser del año 2005, dada la peculiar luz del sol y la posición de los planetas invisibles al simple ojo humano, me mantuve presa de uno de mis tan afamados ataques de migraña. Tuve la inquietud de que a lo mejor me quedaría ciego el día de hoy. Las sienes me palpitaban, y asimismo, cada ruido, cada murmullo de cada estudiante de la bárbara Bárbara lo sentía en el cerebelo y en la pituitaria; esta última la sentía segregando hormonas a cuentagotas. Tal era mi dolor.

No podía abrir los ojos, y eso es lo peor en una ciudad como San Juan, no poder ver. Por eso, aunque tal vez no debería hacerlo, siempre me he compadecido de los ciegos, porque en San Juan lo que cuenta es la vista, aunque se pueda pensar que en mejor condición están aquéllos que no padecen de ella. Tiene que ver con el hecho de que en esta ciudad es fácil perderse, entre multitudes, entre corrientes de pensamiento, entre ataques cristianos y frecuencias de reggaetón a todo fuete. La desorientación, en San Juan, es un regalo de Dios. No puedo todavía imaginarme el mundo de un ciego, y no quiero hacerlo, por razones que mencionaré a continuación.

A Wandita la conocí en el año 2000, cuando trabajaba en la Línea de Maltrato de Menores y Emergencias Sociales 9-1-1. Ella era una telecomunicadora con mucho más experiencia, que laboraba para la línea, mientras hacía su maestría en astrofísica en la UPR de Río Piedras. Yo sabía que ella era diabética, perteneciente al grupo de pacientes que pierden con mucha facilidad el control sobre la insulina en sus cuerpos, a causa de la condición. Recuerdo que todos los días que decía que se sentía EXCELENTE, aunque todos sabíamos lo jodida que estaba. Me acuerdo de todo lo que hablábamos sobre budismo, y cómo comparábamos notas (en aquel momento yo era budista zen, y ella pertenecía al budismo tibetano), mientras ella se inyectaba insulina en alguna de sus tan finitas venas. Cada tres meses la veía con una nueva receta de espejuelos, cada vez más gordos y pesados.

Hace un año y medio exacto que me la encontré y sus ojos todavía eran negros. En aquel entonces me dijo que su salud no andaba muy bien, pero enseguida corrigió sus palabras y me dijo que se sentía EXCELENTE. siempre he admirado la fuerza que recibe de Buda y sus cuatro nobles verdades, porque si hay alguien que verdaderamente ha aprendido a llevar el Nirvana en su corazón es ella. Prueba de esto es lo que sucedió hoy.

De camino a la universidad, alcancé a ver a una mujer extrañamente conocida, caminando con un bastón de ciegos, rojo y blanco. La reconocí por su rostro, pero no por sus ojos, pues los tenía muy poco abiertos, más en lo poco que se veía de ellos todo era blanco. Fue una impresión demasiado fuerte para mí, y por un momento me vi en la tentación de dejarla ir sin saludarla. Pero Buda, siempre en su noble misericordia me dio las fuerzas necesarias para decirle: Wandita, ¿cómo estás? Es David, de Emergencias sociales, ¿te acuerdas de mí? Enseguida me dio un abrazo y me saludó cariñosamente, para compensar por mi torpeza ante semejante momento. Hace falta ser tán estúpido como yo para haberle hecho semejante pregunta como ese tonito que tanto desprecio de pueblerino alarmista. Pero Wandita lo entendió. Claro que sí.

Me despedí de ella como nos despedimos los budistas, haciendo reverencia (bowing down), consciente de que no me podía ver, aunque estoy seguro de que supo que hice el gesto, porque sonrió como sólo ella ha sabido siempre hacerlo: con una de esas sonrisas guturales infantiles, que por ser guturales e infantiles son genuinas, una de esas sonrisas que no se aprenden jamás, porque hay que nacer con ellas. De hecho, mientras escribo esta columna, me prometo a mí mismo que nunca olvidaré esa sonrisa. Más me vale, porque yo no tengo una de esas, mucho menos ahora, después de ver a Wandita, con los ojos finalmente blancos.

Friday, August 19, 2005

El olor entre las piernas, cap. 47 Sistema de Nomenclatura Binomial para magos y escritores empedernidos

El olor entre las piernas
Cap. 47
Sistema de Nomenclatura Binomial para magos y escritores empedernidos

Dedicado a Mara Pastor
por aquellas múltiples horas frente a los flower sticks
y sus malabares
a Guillermo Rebollo-Gil
por compartir el Language of the Making
y a todos aquéllos que creen en lo inservible
de la filosofía, de la religión
y de la magia

Se supone que éste no sea binomial, como el sistema que se usa para describir todos los seres vivos de esta Tierra. Y es que en el Lenguage del Orígen, como le llamo yo a la magia de tradición oral-oral, hay más palabras que dos para cada encantamiento.

Una advertencia: Melagus Inna Animadverto! (Hechizo contra el plagio y maldición contra la repetición). Este es mi Grimorium. Haz el tuyo propio.

A continuación, las fórmulas que he inventado hasta ahora:

Immel Lenian Dante - para la curación física.
Immel Lenian Dantega - para curaciones más fuertes.
Immel Lenian Dante Diluvia - para prevenir el catarro acaecido por la lluvia en pacientes de HIV.
Rama Secu Sura - para hacer caer la lluvia.
Rama Secu Diluvia - para hacer caer un diluvio.
Rama Diluvia Ultima - para llamar huracanes.
Rama Vinda Tornádaga - para llamar tornados (sólo funciona el Kansas, y los tornados son portales que conducen a Oz o a tierras parecidas, debe usarse con cuidado).
Sakura Endea Brillaga - para un día feliz.
Hágura Medea Normaga - para imponer disciplina, respeto y silencio en los estudiantes, y niños en general.
Mentalis Obscura Kensha - para provocar pesadillas en niños (como castigo y disciplina cuando fastidian demasiado).
Sama Kayo Sama - para que los mosquitos y las cucarachas trasciendan al Nirvana cuando se les mata.
Rama Luckiaga Fortuna Majora Sortílega Rameaga - para la buena suerte y un día en que todo salga bien (debe usarse solamente tres o cuatro veces en la vida, o sino no hay chiste).
Axelus Descendum Castiga Biblica - maldición para editores cobardes que gustan de la censura.
Límodin Ghélean Taliesin - para invocar al dios celta Taliesin, dios de la inspiración. Sólo debe usarse en tiempos de writer's blocks extremos y con sumo cuidado.
Símbelmine Necru Adesha - para controlar los viajes de ADD a nuestro antojo.
Porta Me Diva Poppins! - para invocar el espíritu de Mary Poppins.
Nírvana Illyria Samsara - para conciliar el sueño.
Irum Natie Gaila - para formar barreras mentales contra invasiones y ataques de filosofía cristiana.

Las palabras seguirán llegando y así seguirá creciendo este pequeño libro dentro del más grande, que es y sigue siendo, a pesar de los espirales, El olor entre las piernas.

El olor entre las piernas, Cap. 46 Musas infernales

El olor entre las piernas
Cap. 46
Musas infernales

Sucede que es cierto lo que dije hace par de columnas atrás sobre la magia. Hay que tener mucho cuidado con ella.

Recuerdo que cuando tomé el taller de ficción narrativa de Mayra, al principio fui con dudas y muchas trabas. Me sentía que no daría pie con bola, que no iba a poder escribir un solo cuento y que iba a terminar dándome de baja de la clase. Yo ya había cogido el equivalente en inglés de ese curso con Loretta Collins y me había ido muy bien. Decidí que era tiempo de someterme a una autoridad más grande que yo, a una fuerza de la naturaleza no controlable con palabras suspiradas en idiomas foráneos, una fuerza llamada Mayra.

A mitad de semestre, todavía no iba por la mitad de mi cuento "Intagible", y ya la cosa se ponía color de hormiga brasilera. Así que pedí.

Hay un dios celta que se llama Taliesin. Eso me lo dijo mi amigo Neil Gaiman, en una de nuestras fabulosas conversaciones, que siempre comienzan, dada mi condición de puertorriqueño paralanchín y la de él, de británico ultrapaciente, en monólogos en los que sólo se escucha mi voz. Un dios celta que se llama Taliesin, a quien hay que tener mucho cuidado de invocar, porque con él, la posibilidad de un backfire está bien latente.

Recuerdo que una noche, frente a la laptop, las palabras llegaron a mí como llegan siempre: Límodin Ghélean Taliesin... y comencé a repetirlas como un suicida desesperado. Inmediatamente quedé dormido. Al despertar, me bañé, me pude ropa y camino a la universidad comenzaron a llegar millones de historias, cuentos, líneas geniales para poemas, poemas enteros... por la tarde ya había compilado los esquemas de los cuentos de mi libro Pandaemonium de doble hélice. No podía creerlo, pero el susto comenzó esa misma noche, cuando no pude dormir nada, porque tuve que seguir escribiendo. Fue una fuerza que casi movía mis dedos por sí sola, como si cientos y cientos de miles de extraterrestres me estuvieran usando como taquígrafo para enviar mensajes de gran importancia, no para la humanidad, sino para mí.

Recuerdo que para ese entonces, Mayra estaba con la cantaleta de que escribir es un oficio, que la inspiración no otra cosa que un mito, etc, etc, etc... Yo todavía le creo, pero el hechizo funciona. Solo que hay que ver que no nos pase como al tipo del volúmen tres de The Sandman, de Neil Gaiman (Dream Nation), que esclaviza a una de las musas griegas que todavía sobreviven, y es castigado por Sandman a tener inspiración perpetua. Al tipo le llegaban tantas ideas a la misma vez que se volvió loco y comenzó a escribirlas en las llemas de sus dedos en una pared, cuando se le acabó la tienta. finalmente, la carne de sus dedos cedió, y con su sangre y el estilo de sus huesos siguió escribiendo hasta que lo internaron, porque las ideas nunca pararon de llegar.

Se me ocurre que hay par de gente así en Río Piedras. A lo mejor los que piden en las luces comenzaron así. O los que duermen en la placita frente a la estación del Tren. Se me ocurre que si no me cuido, me puede pasar a mí, aunque he estado guardando el hechizo para diciembre, porque las energías de fin de año siempre anulan todo hechizo, para que la vida pueda comenzar nuevamente. Supongo que por dos semanas, no puede hacerme demasiado daño. Límodin Ghélean Taliesin... Suenan a que hay tener cuidado.

Wednesday, August 17, 2005

El olor entre las piernas, cap. 45 Espiral dos: We're gonna burn this city o por qué duele tanto ver a mi madre después de un año y medio

El olor entre las piernas,
cap. 45
Espiral dos: We're gonna burn this city o por qué duele tanto ver a mi madre después de un año y medio

Después de la fatídica conclusión de Justice League of America de Cartoon Network, he estado sintiendo el mismo vacío que me dejó la cancelación de la serie Carnivale de HBO. Y es que aunque han comenzado las clases en la Universidad, y gracias a ello, poco a poco Río Piedras vuelve a coger vida (para perdela nuevamente en navidades, porque esto sí que es un círculo vicioso), el vacío se siente con las amistades que se van y los familiares que regresan a la isla por algunso días, para causarle profundo dolor en alguna indefinida parte del corazón a uno. Case in point: mi madre hoy me dio la sorpresa de que había llegado de vacaciones a Puerto Rico, que me quería ver, abrazarme y apretarme los cachetes.

No sé por qué tuve que prepararme tanto mentalmente, debió ser el hecho de que cada vez que la veo su cabello está más blanco. Es eso, llevo 9 años viviendo en Puerto Rico, solo e independiente, sin ella; y aún así, si mañana se muere, no sé cómo podría vivir sin ella. Es un vacío mayor dentro de todos los vacíos que vienen iniciándome en esto de ser adulto desde hace diez años, con la muerte de mi padre, el Sr. Francisco Charles Acevedo Birgingham, a.k.a. "Big Frank". Es, diría yo, la culminación del vacío y los días oscuros en los que mi depresión me deja el efecto de literal oscuridad ocular, porque no es la lluvia, ni la amenaza de un otoño que no trae dominio ni reforma a esta isla, más bien es una tristeza manca, que te deja cojo, mudo sordo y por qué no, manco.

Anoche traté de ponerle algo de música a mi noche (hacía ya casi un mes que no escuchaba música por las mañanas, algo que se había tornado en ley antes de irme a trabajar a Santillana; de hecho siempre era con una buena dosis de Tori Amos). Lo único que tuve a la mana fue el disco de Franz Ferdinand. Tuve un episodio de extrema depresión cuando la banda comenzó con this fire is out of control, we're gonna burn this city, burn this city... Supongo que no estaba realmente en el mood para nada británico. Hay que ser más fuerte de carácter para ello. Supongo que es eso, realmente lo que me pasa, que me hace falta par de notas estridentes en la sangre, que creo fielmente que es, hasta ahora, lo único que ha mantenido al virus en check.

Mi madre me escudriñaba con sus grandes ojos, grandes no por tamaño, sino por jamás imaginé que tuvieran la fuerza de carácter que me faltaba, aunque debí siempre imaginarlo; mi madre, la blanca esclava, como ella solía referirse a sí misma, la que limpiaba baños de hospitales con guantes rojos, y bolsas rojas con ese extraño símbolo de biohazard; mi madre, la que me daba a comer de su cucharada si no había más comida para nosotros que la de ella; mi madre, cuyas lágrimas cuando chocó el carro una vez se grabaron para siempre en mí, porque eran lágrimas de qué bruta soy, choqué el carro y esto es lo único que tengo para ir y venir y poder trabajar, y qué voy a hacer ahora, no tengo con qué ir a trabajar, no puedo dejar a estos nenes sin comer. Mi madre, mi heroína.

Todavía no sabe que soy HIV+. Y prefiere no hablar sobre mi pariente. Ahora mis noches y días de oscuridad extrema los paso solo, porque la rutina de la bárbara Bárbara no me permite compartir más tiempo con él, tampoco me deja dedicarme más tiempo a mí mismo y a mis novelas. Deseo tanto, de alguna manera terminar con esto, pero entonces me llega el recuerdo de Michael, su vivo recuerdo con cabellos rubios con gel azul-violeta iridiscente, hablando con todos los que pasaran por el lobby de la Resi.

Esta ciudad está llena de fantasmas. Cada vez son más los amigos que se van, y la gente que no está realmente interesada en amistad de uno. Los amigos que se van son como superheor cartoon cancelados muy repentinamente, o como series televisivas sobrenaturales que entusiasman solamente hasta el orgasmo. En esta ciudad nada vale la pena leerse dos veces. Yo mismo soy un fantasma. Y nadie me leerá más de una vez.

Thursday, August 11, 2005

El Olor entre las piernas, cap. 44 Mary Poppins

El olor entre las piernas,
cap. 44
Mary Poppins Revisited

Sucede que de hoy en adelante, todos los jueves de este semestre, y posiblemente el próximo (porque todavía no he decidido si me quedo a trabajar en la ácida bárbara), a las 2:30pm, tengo una cita con el Rev. y Presidente fundador de la Academia, el Sr. X, para hablar de algo nuevo y revolucionario que hay en el ambiente llamado "higiene mental". Sucede que este señor, antes de ser pastor, era un neurólogo psiquiátrico, para allá cuando la psiquiatría comenzaba a coger auge en la isla. Si digo que la reunión de hoy fue tediosa, pueden estar seguros de que es un understatement.

El hombre comenzó hablando de que cuando él ejercía esa profesión (ya no la ejerce, pues por supuesto ser ministro teleevangelista deja aún muchísimo más dinero, pero eso es acá entre ustedes y yo) él se encontró con dos mujeres a quienes a causa de la diabetes, le habían cortado una pierna (a cada una). A ambas les habían comendado el uso de prótesis. Pero había una que no daba pie con bola con la piernecita de pirata. Cuenta el Sr. X que él le preguntó si ella tenía a Cristo en su corazón. La mujer le respondió que no (quiero imaginarme que la mujer lo hizo con justificada ira ante semejante estupidez, yo así lo hubiera hecho). A continuación, el reverendo, perdón, neurólogo psiquiátrico oró por ella. La historia termina ahí, porque en la reunión nunca nos enteramos cuál fue el paradero de la mujer, y yo, aunque me moría de morbosa curiosidad (mis síntomas de ADD y tintes de autismo comenzaban a hacer efecto), no sentí ganas de preguntarle, porque ya me imaginaba que ésta, como muchas otras, era una historia inventada para ganar fieles entre aquéllos que, mientras el reverendo hablaba, musitaban un "sí, Señor, alabado sea tu espíritu).

Anoche vi la película de Mary Poppins. En uno de mis viajes de metadona depresiva me imaginé que yo era ella, y que cantaba alegremente un supercalifragilisticus, mientras lo alternaba con mis hechizos en extrañas lenguas extrangeras, haciendo que pequeñas escobas con brazos y mapos con brazos (esto ya es de Fantasia) hicieran toda la limpieza de mi apartamento. Desperté de mal humor y fue un pésimo día, que gracias a Buda terminó en la Barbarie.

Pero hay que tener cuidado con los sueños y la magia. Especialmente cuando uno padece de ADD. Por estar protegiendo mi mente de semejantes invasiones de espiritualidad santurrona cristiana, me fui en un exquisito viaje puberto mientras el pastor hablaba de los siete efectos de las tensiones neuróticas en la gente. Sólo recuerdo que musité un Símbelmine Necru Adesha, palabras que vinieron a mi mente solas, y ahi fue cuando El aquelarre de Goya comenzó.

"La primera tensión se manifiesta con la inhabilidad de hacerle frente a las demandas de la vida", palabras muy ciertas que yo escribía mientras la escena se desdibujaba ante mis ojos, y de repente las maestras comenzaban a quitarse la ropa y a gritar "¡Oh, Jesús, tú eres mi Señor!". Unas a otras se tocaban los pechos y se lamían los pezones en éxtasis, ante mis ojos incrédulos.

"La segunda es le deseo de alejarse de las dificultades que produce la tensión. A esto llamamos 'escapismo' y el escapismo produce culpa". Esas palabras me dolieron, y por un momento la orgía se disipó. Pero entonces, y ahora con un poco de resentimiento porque me cayó algo de agua encima, la orgía volvió, y en ella, el hijo del Reverendo, el Sr. Y le daba por el culo a su padre. Sonreí bastante divertido y satisfecho por el momento. Mientras los gritos y los gemidos pastorales se daban en el background, me dediqué a meditar en mis culpas. ¿Qué culpa tiene uno de escapar, si escapar a veces es la única salida? Si de escapar se trata, entonces todos los artistas somos escapistas, porque de alguna u otra forma, creamos mundos aparte, mundos distintos donde sincreamente nos gustaría mudarnos y vivir como dioses, porque después de todo, somos dioses de los mundos que creamos al hacer pinturas o escribir cuentos. Porque asimismo el mundo real es un asco, porque su escritor dice que está vivo cuando fue crucificado hace casi dos mil años, y aún hoy día lo siguen crucificando, una y otra vez.

"El tercer efecto de la tensión es el miedo a la muerte", dijo sonriendo el muy cabrón, en parte porque tenía razón, en parte porque en mi reinvención de la escena, su hijo le había dado un lechazo adentro. "La Biblia no habla de ello. Por eso, el miedo a la muerte es un temor adquirido". ¿Y qué? -me pregunté yo, mientras una de las maestras le metía la mano completa hasta el codo al maestro de educación física, quien a su vez se corría en la cara de la señorita maestra de kinder. Por supuesto que le tememos a la muerte, preo creo que eso es algo sano. Por ejemplo, mi temor a la muerte es lo que me motiva a escribir, a dejar algo hecho, una huella, que mi alma budista tenga como ancla en este mundo, que sí es terrible, muy terrible, pero muy bello. Pero por supuesto, el temor a la muerte es el castigo que pagamos los que cuestionamos a Dios, porque realmente Dios no es un dios de amor, sino una estrella que se apaga justo cuando estás a punto de tocarla con la yema de tu dedo, dejándote en la oscuridad de un infierno muy íntimo, producto de tu propia creación, lo cual está bien, porque es tuyo.

"Lo que sigue es un pavor al fracaso". Aquí tuve que hacer un alto en la orgía, dejar que la escenografía volviera a lo que es una reunión normal de maestros de un jueves a las 2:30pm, casi 3:00pm. Me permití una sonrisa. Luego volví a invocar el aquelarre. Mientras se clavaba a su hijo ahora y le apretaba las tetas a la maestra de matemáticas de secundaria, criticaba los matrimonios por capitulaciones, diciendo que éstos eran la semilla del divorcio. "El peor error que uno puede cometer en un matrimonio es decir:m 'esto es mío'", decía mientras le daba par de nalgadas a su hijo. ¿Dónde entonces quedan esos espacios sagrados que uno tiene donde no debe entrar ni Dios, ni la madre de uno? A lo mejor exagero, quizás me estoy volviendo igual de alarmista que ellos, pero en sentido contrario, pero entonces sonrío, porque eso significa que ante tanta luz en la bárbara Bárbara, hay un resquicio de negrísima y gótica oscuridad llamado Caleb.

"Después de esto viene el miedo a la humanidad, la falta de confianza en Dios", mientras yo decía en mi mente que el miedo a los demás viene de la falta de confianza en uno mismo. "Luego, el miedo a la autoridad, que Dios ha puesto aquí para que se respete". En ese momento, al reverendo le había crecido un bigotito de Hitler y en mi viaje de ADD conjurado (porque desde hoy ya puedo decir que he ganado la habilidad de conjurarlos) hacía la seña de Hail Hitler! con el brazo, mientras con el otro le soplaba una nueva nalgada a su hijo que todavía se estaba clavando. El reverendo dice que no se le debe tener miedo a las autoridades, pero que sí hay que respetarlas en todo momento. Sí claro, que le digan eso al hijo de Agustín Lara, el cantante argentino que murió sin brazos y desaparecido durante la dictadura en Argentina. La autoridad siempre debe cuestionarse, pienso yo. Lo que pasa conmigo es que aquí en Puerto Rico, los estatutos van a la par conmigo, por eso yo no obedezco las leyes, simplemente ellas están del lado de lo que yo pienso. En el momento en que así no lo sea, haré mudanza permanente a mi mundo creado.

"La culminación de todo esto es la rebeldía, que no es otra cosa que la máxima expresión de los miedos." Ya en este punto, el tripeo sexual del aquelarre había terminado. De repente se abrió el techo, como con la gente que los extraterrestres se raptaban en la película The Forgotten con Julianne Moore, el cielo se abrió también y de éste, cayó una gigantezca espada SoulCalibur que rajó en dos al reverendo. "Jesús nunca reaccionó, él accionó". Sí claro, porque en la Biblia no dice que Jesús, en ningún momento entró al templo, y al ver a los mercaderes les tiró sus mesas al piso. O, ¿qué me dicen de cuando Jesús llamó a los fariseos "prole de víboras"? Alquien que me diga si me equivoco o no, pero eso me parece bastante reaccionario.

Todo esto se reduce a la soledad. El ser humano, decía el hermano reverendo, es un ser muy solo, y eso debe cambiar. Yo digo que no, a mí me aburre la soledad a veces, me deprime, pero he aprendido a amarla, y entiendo que el ser humano tiene que hacer lo mismo.

Cuando ya no pude más, unas palabras de alivio me llegaron a la mente: Porta Me Diva Poppins!. En eso llegó Mary con su paraguas y me llevó volando lejos, muy lejos de mi asqueroso presente.

Wednesday, August 10, 2005

el olor entre las piernas, cap. 43 another brick in the wall

El olor entre las piernas
Cap. 43
Another Brick in the Wall

Luego de perderle el miedo a las conversiones y convenciones de fe, esta semana tengo que decir que me ha ido muy bien en la bárbara Bárbara. Creo que tiene que ver con agosto, y cómo la ciudad vuelve en sí, después del bochornoso aburrimiento del verano. Todo cae en su lugar, se puede ver cómo la IUPI sigue siendo el mismo caos de siempre, sólo que esta vez los decanatos tuvieron la perspicacia de dividir la matrícula por facultades, y ahora en cada facultad hay un gran caos. Sonrisas. Muchas sonrisas.

Al otro lado de la ciudad, llegando al límite de la misma, compuesto por Cupey, he decidido, a lo mejor un poco muy apresuradamente, que tengo madera de maestro. Hay algo que se siente en el ambiente cuando uno tiene talento para algo. Debe ser el "crackle" de la electricidad en la nubes y cómo esta estática nos para los pelos de la parte de atrás del cuello. A mí me ha pasado, desde el lunes. Me siento Hitler, quien con su sola personalidad entraba en los coliseos llenos de arios nazis y mientras iba posando su mirada y su brazo en Hail! iban cayendo en una ola de silencio.

Bregar con niños es mucho más fácil y compensador que lidiar con adultos. La formación, y ahora lo entiendo como ahora entiendo tantas cosas, depende completa de mí. Hoy les di sus primeros informes orales y lo tomaron con mucha madurez. ¡Claro está, estoy bregando con nenes de escuela privada de riquitos y clase media asfixiada! Pero no deja de impresionarme que sólo tengo que mirarlos fijamente a los ojos, para aquietar sus compulsivos y jóvenes espíritus.

Hay dos niños en mi salón que ya siento que los quiero mucho. R. y L. R. tiene, al igual que yo, ADD. Lo adoro porque es ultra-mega-inteligente, como yo lo era cuando tenía su edad, pero se va en unos viajes cabrones, como hacía yo a su edad. Siempre estoy pendiente de él, y le doy ejercicios a hacer en la pizarra, para que se espabile. Pero coqueteo con la posibilidad casi latente de que este nene llegue a ser un artista o un escritor. Lo he sorprendido dos veces teniendo conversaciones enteras consigo mismo, o con un amigo imaginario, no lo sé. Contrario a las demás maestras, pienso dejarlo quieto, que las tenga. Sabrá Dios todos los personajes que debe tener por dentro...

L. es simplemente una chulería de nene. No sabe casi inglés, y a lo mejor por eso es que cae mejor que todos los demás. Lo veo como un "underdog", de esos que parecen pendejitos y que al final dan el 200% y se llevan a todo el mundo enredado. Yo también era así. Alo mejor por eso me gustan tanto estos nenes, me recuerdan mucho a mí cuando pequeño.

Anoche fue la tercera noche de esta semana en la cual he podido conciliar un sueño placentero, aunque para sonámbulos insomnes y narcolépticos como yo, cuando se acerca la noche sabemos si podremos dormir o no porque se siente una estática en el aire, como lo que se siente cuando está justo a punto de llover a cántaros en la ciudad, como el "crackle" que uno siente cuando tiene talento para algo. Anoche lo sentí un poco, me asusté, me tomé dos UNISOM, y comencé a rezar mi Hechizo Patentado Para Los Dulces Sueños: Nírvana Illyria Samsara... Para mi sorpresa, dormí muy bien, pero tuve una pesadilla.

Soñé que mis tres grupos estaban todos juntos en un mismo salón y que me cantaban la canción de Korn: We don't need no education... Hey teacher! Leave the kids alone! All in all your are just another brick in the wall... Ya está decidido. El CD de Korn se va para el zafacón.

Thursday, August 04, 2005

el olor entre las piernas, cap. 42 Reflexiones de un aprendiz de mago en la ciudad

No tengo, ni he tenido nunca guille de Harry Potter en San Juan. Pero me doy cuenta que a menudo, en situaciones de extremo stress, puedo manipular la probabilidad de que ciertos eventos se den. Esto sólo me ha pasado en Puerto Rico, aunque en Hartford había una señora que me enseñaba magia a escondidas. No era dominicana, ni negra. Era una mujer blanca, mayor, descendiente directa de irlandeses, que mi papá había ayudado a traer desde Dublin, cuando él vivía allá. Pero eso no viene al caso.

Esto de mis poderes, es lo mismo que le pasa a otra gente que dice que sueña con muertos, que ve los espíritus de gente muerta, u otros poderes especiales que se atribuyen los que vivimos en partes abandonadas y olvidadas de esta ciudad. Yo les creo, por supuesto, si sólo tengo que decir Rama Secu Sura para que comience a llover. No es que yo me atribuya las tormentas tropicales, pero me gusta darles el empuje que necesitan para romper el sistema de alta presión que siempre localiza el Doppler al norte de Puerto Rico.

Hoy, 4 de agosto de 2005, fue un día de suerte para mí. Lo había pedido libre en la bárbara Bárbara, para poder conseguir unos papeles que me habían pedido: una negativa de ASUME, una copia de la tarjeta de Seguro Social, y un certidicado de buena conducta. Sabía que no tendría problemas con el certificado y ya tenía una copia de la tarjeta de Seguro Social. Sin embargo, me daba miedo que no me diera el tiempo y no pudiera resolver el problema de la matrícula en la UPR. De repente, antes de salir de mi tan odiado apartamento (por el calor y otras situaciones inhóspitas de naturaleza roommate, eso es tema para otro entry), me llegaron unas palabras que solas no dicen nada, pero juntas tienen una vibración especial: Rama Luckiaga Fortuna Majora Sortílega...

De repente, como con la poción Felix Felicitas del último libro de Harry Potter, todo comenzó a salirme bien. Salí a las 9:00am, llegué caminando a la oficina de ASUME a las 9:18am, hice el número 12, iban por el 8, pero la oficinista se estaba tardando solamente y exactamente 2 minutos con cada persona. Salí de allí como a eso de las 9:30am. Caminé tranquilamente hasta la parada de la AMA que está frente a la Estación del TU al lado de la UPR. Cuando estaba llegando, la A-3 se estacionaba plácidamente frente a mí, abriendo sus puertas para que unos pasajeros desabordaran la AMA. Mi suerte me abofeteó la cara con el placentero aire acondicionado y muchos asientos para yo escoger. Mi suerte continuó fluyendo durante todo el tramo, pues las luces estaban todas verdes, y no había nadie en las paradas de guagua, ni pasajero alguno dentro de la AMA que quisiera bajarse ante que yo.

Llegué al Cuartel General de la Policía a eso de las 9:48am, en tiempo récord jamás visto. Cuando llego adonde el oficial que registrará mis cosas, antes de pasar por el detector de metales, el muy cabrón me dice queno puedo pasar con pantalones cortos porque eso no es vestimenta apropiada para una oficina de gobierno. Antes de comenzar a cagarme en su madre y la madre de ésta, y maldecirlo con palabras extrañas que llegaban a mi mente, una señora me dijo: M'hijo no te preocupues yo te busco el formulario adentro". Me quedé pasmado, pero más pasmado me quedé cuando volvió con el mismo y me dijo: "Dame $1.50. Yo te compro el sello mientras tú llenas eso". Asílo hice y ella llegó con el sello y me dijo: "Yo te lo busco ahora". No podía creer mis oídos, me dije "esto no puede ser, definitivamente estoy en el twilight zone"... pero ella sí llegó con mi certificado de buena conducta, me lo entregó y me dijo: "Chequea que toda la información esté bien". Yo la cotejé y le murmuré un gracias, a punto de llorar porque realmente había sacado el día para esto, y no era factible regresar en guagua a mi apartamento, cambiarme de ropa y volver al puto cuartel.

Mi suerte no se terminó ahí. No hago más que llegar a la parada de guaguas frente al cuartel, y la A-3 regresa, con el mismo conductor que me había recogido en Río Piedras. El tramo fue placentero mientras yo escribía celosamente las palabras mágicas en mi libreta: Rama Luckiaga Fortuna Majora Sortílega... porque no conviene olvidarse de ellas.

el olor entre las piernas, cap. 41 Los Limbers de Anita García

El olor entre las piernas
Cap. 41
Los Limbers de Anita García

Para compensarme, o recompensarme por los insufribles primeros tres días de trabajo en la bárbara Bárbara, ayer en la noche mi pariente me llevó a comer y al Viejo San Juan. Nos estacionamos frente al Tótem, donde unos niños pequeños jugaban y se bañaban en panties y calzoncillos en la fuente. Pensé dos cosas: Dios mío, que esto sería el paraíso para los pedófilos del patio, y, Díos mío, ¿qué es esto, un país tercermundista de esos que aparecen en los anuncios de UNICEF?". Fue doloroso darme cuenta inmediatamente que sí, Puerto Rico es de Tercer Mundo, aunque siempre me he preguntado qué es el Segundo Mundo, porque nadie habla de él.

Nos Fuimos a caminar, mi pariente y yo. Llegamos a la Escuela de Artes Plásticas, y cogimos por donde está el graffitti que lee así: SRA. RECTORA DE LA E.A.P. (ESCUELA DE ARTES PLÁSTICAS): ESTE SEMESTRE EL ALZA EN LA MATRÍCULA ¡¡NO VA!! Por allí, encontramos un callejón que conducía a La Fortaleza, y no smetimos, para ver si entre las sombras encontrábamos un lugar en el cuál grajearnos y estrujarnos un rato, como pareja de recién casados. Pero tuve que conformarme con que mi marido, que es mucho más pudoroso que yo, agarrara mi meñique con el suyo. Seguimos bajando por la calle oscura, y nos encontramos con una convención de ciclistas pasados de peso y muy sudados, un señor que paseaba su perro boxer, y un muchacho que paseaba su galgo esquimal. Antes de arribar al Hotel El Convento, vi un letrero que leía: LIMBERS DE FRAMBUESA, CREMA Y PARCHA ¡A 50 CENTAVOS! No pude creer mis ojos, y mi pariente, que tenía realmente muchas ganas de compalcerme esa noche, me dijo que fuéramos.

La casa de los limbers quedaba dentro de un pasillo, metida en uno de esos edificios del Viejo San Juan, tan bellos, tan viejos, tan ciudad. Cuando llegamos, había una puerta dividida en dos, con la parte de arriba abierta y un windchime, el cual soné. Mientras escuchaba un "¡Voy!" muy lejano, vi que en el buzón de correo, lo único que había era un tag con el nombre ANITA GARCÍA. No Ana, Anita, como si ella tratara con su nombre de hacer lo que mismo que yo vengo intentando desde hace dos o tres años: regresar a la niñez. Cuando se asomó, era todo lo contrario, una mujer con bolsas en los ojos, arrugas en la frente y raíces en brote. Pero no me importa. Cuando sea grande quiero ser como ella. Cuando sea grande, porque no quiero serlo. Así lo dejo claro en mi poema "Wishes of Peter Pan" (www.cursedwordsofthesamurai.blogspot.com).

Le dije que quería un limber de frambuesa. Mi marido pagó los 50 centavos con mucho entusiasmo. Juro que tardé poco menos de media hora en chuperme el limber, quería que me durara para siempre, que el momento no pasara nunca, y agradecí el que algo como esto no sufriera todavía los estragos del alza en el costo de vida, algo tan puro y tan de la niñez, porque después de todo, es refrescante que algo en tu vida te diga "Sí, no hay problema, sé niño otra vez", luego de llevar siendo adulto desde los 14 años de edad. y PRefiero que sea un limber a bañarme en calzoncillos frente a la fuente del Tótem.

Tuesday, August 02, 2005

el olor entre las piernas, cap. 40 La bárbara Bárbara

El olor entre piernas
Cap. 40
La bárbara Bárbara

En estos días, escribir se me hace una terapia que aleja los fantasmas oscuros del cristianismo y la falta de sueño. Estono es un rant de los míos usuales contra cruzados templarios contemporáneos.

Para comenzar debo decir que parami gran desdicha, me contrataron como maestro en la Academia Bárbara Ann Roessler. Y Odio mi trabajo. Todavíia no han comenzado las clases en el colegio, y ya odio al presidente, a mi director y a la mayoría de las maestras.

El día de ayer fue miprimer día de trabajo. Transcurrió en una lenta reunión desde las 8:00am hasta las 4:00pm, con dos intérvalos de receso. Fueron seis horas de estar sentado en una silla escuchando atentamente al presidente del colegio hablando pura MIERDA. De que si teníamos que ser firmes con los estudiantes, que esto es un colegio cristiano, que la razón por la cual él no acepta estudiantes nuevos para grados once y doce, es porque una vez un estudiante se alzóo la camisa y se le vio un tatuaje, y el se dijo a sí mismo "ese nene está en gangas, trafica drogas y armas" y que según él, era cierto, a lo que varias maestras asintieron con un musitado aleluya, o un alábalo señor... De veras que me he metido en la boca del infierno, porque no conozco a nadie, no tengo aliados anti-Cristo, y me siento verdaderamente solo, realmente fuera de mielemento.

El día de hoy transcurrió de manera un poco menos desagradable. Como ayer, la reunión comenzó con un "devocional" (que consiste en que una maestra, de las más apendejadas por el brainwashing selevanta, hace una oración a Dios, lee un texto bíblico, lo comenta, grita aleluya, o alabado sea Dios, según su predilección, y comienza a cantar uno de estos estridentes villancicos cristianos de procedencia, seguramente del sur de Estados Unidos, donde los blancos son tan blancos que comunidades enteras pertenecen al KKK, para terminar con otra aburrida oración a Dios, y muchos amenes y aleluyas). Tragué profundo, cerré los ojos, y pensé: David, bloquea, bloquea, bloquea... piensa en las verdades de Buda, y en el óctuple camino. Creo que hasta inventé un nuevo hechizo para ayudar mimente a bloquear semejantes sandeces: Irum Natie Gaila...

Pero lo más espeluznante fue el anuncio del viaje a Florida. Nos vamos por cinco días y cuatro noches a una convención de colegios cristianos en Orlando, que es mandatoria, y de la cual yo tengo que pagar $365, más gastos de almuerzo y entretenimiento. Quedé espantado, porque yo detesto a Florida con aínco, no entiendo cómo la gente puede vivir tan cuadradamente, con tantas pretensiones de perfección en la planificación de la ciudad, y donde todo es falso,porque el castillo de Disney es de plástico y cartón, y las casas de los ricos, son de cartón, y los múltiples estanques para patos son falsos (hasta los patos se dan cuenta y no van a nadar all), en fin, que no sé, ynunca he sabido qué le ve la gente a esa gran yerma. Y es que vivo, y aparentemente trabajaré este año dentro de una obra de Lorca, o peor aún, dentro de una novela de Balzac.

Sépanlo desde ahora, así me quede sin empleo, no voy para Florida. Punto. Esa tierra de nadie no la piso yo.

La reunión de hoy terminó a las 2:30pm. Como no podía irme temprano, decidí entrar a la librería (que se llama IMPACTO, para rematar el impacto emocional que estoy recibiendo en estos momentos). Busqué bien entre los anaqueles y lo único que encontré que valió la pena echarle un ojo, fueron dos libros: una novela de fantasí (la primera de una trilogía, no encontré las otras dos partes) y un pequeño folleto de no más de 16 páginas con letra 14 sobre los Testigos de Jehová. El segundo me molestó muchísimo, porque aunque yo ya no soy Testigo de Jehová, muchas de las cosas que decía ellibro sobre ellos no eran ciertas.El 70% dellibrito era falso, parecía más un rant de una persona que los observó desde lejos y escribió después, que un rant de los míos, que yo sí viví en la religión durante catorceaños. Tengo que decir que hasta me sentí ofendido.

Salí de la librería respirar aire fresco. Comenzaba a llover y yo ni siquiera había invoca mi Rama Secu Sura. Bloquear a Bárbara... esas fueron las palabras que llegaron a mi mente. Esas y "escribe de esto, para que no te coman vivo".