Wednesday, October 25, 2006

El olor entre las piernas, cap. 83 Las heridas del sexo

El olor entre las piernas, cap. 83 Las heridas del sexo

No quiero ser traidor de mi especie, de tantas a las que pertenezco, una en específica, pero creo que como sobreviviente de abuso sexual infantil, tengo no sólo el derecho de decir lo que voy a decir, sino que es mi deber hacerlo.

Recientemente en la isla, varias muchachitas de 10, 11 y 12 años han salido embarazadas, casi todas ellas de hermanos mayores de 14 años, o de sus padrastros, en el peor de los casos, de sus padres. Algunas madres han sido protectoras, otras no, como en el caso de Jessica Morán, madre de la menor de 10 años de Humacao, violada por su padrastro, Luis Betancourt. Esta mujer alegó que sorprendió varias veces a su compañero abusando sexualmente de su hija, pero que lo perdonó. No sé si hablo por una mayoría de víctimas de abuso sexual en el país, pero, ¿en qué mente cabe perdonar semejante atrocidad? Le he dado muchas vueltas al asunto, cuando no puedo dormir, todavía a mis 26 años de edad, recordando escenas de mi propia violación a los 6 años de edad. Creo que este asunto del perdón tiene mucho que ver, y no puede ser separado, de la bazofia cristiana que nos meten por ojo, nariz y boca, especialmente en pueblos costeros y del centro, en donde las religiones evangélicas, Testigos de Jehová, pentecostales y bautistas se han arraigado y cobrado exquisito auge durante los últimos 10 años. “El perdón es un don de Dios” predican ellos todos los días, en momentos de lucidez, cuando no están revolcándose como perros tocados por el espíritu santo (yo no sabía que el espíritu santo te toca y te obliga a tirarte al piso como si tuvieras un ataque epiléptico, eso suena más a los rituales haitianos de vudú, en donde la mambó es montada por un loa y bajo la influencia del espíritu superior puede caminar sobre brasas ardientes; yo pensaba que el espíritu santo era el epítome de la paz divina y que si te tocaba te llenaba de una paz sobrenatural, como la de los budistas, que equivocado estaba). Pero hay cosas, entiendo yo, que no se deben perdonar. Y hay actos que deben ser odiados. Y no sólo eso, yo entiendo a que en vez de enseñarle a las mentes débiles de este país a perdonarlo todo, se les debe enseñar por qué realmente uno perdona en esta vida, y qué se debe perdonar sin arriesgar la dignidad propia de ser humano, con la que uno nace y la cual se ve IRREVERSIBLEMENTE dañada por actos delictivos de esta naturaleza. Cuando una persona adulta es violada, sea hombre o mujer, se le roban elementos muy importantes: su dignidad, su seguridad de sí mism@, su paz, su estima propia… Pero en el caso de los niños y las niñas, la cosa es mucho peor. Cuando yo fui violado, recuerdo que estuve una semana que no paraba de sangrar. Ni de llorar por las noches. Ahora, imagínense a estas niñitas, que todavía probablemente hablan de la última Barbie o Bratz que querían que sus padres le compraran, cómo todo lo anterior les fue robado, MÁS la posibilidad de quedar embarazadas en un futuro cuando estén preparadas para ello (porque a tan temprana edad es posible quedar infértil de por vida), MÁS el crecimiento natural de su cuerpo (porque éste se puede interrumpir por una violación y más por un embarazo a tan temprana edad, como se ha documentado montones de veces), y a eso añádanle el hecho de que literalmente el mundo se les viene abajo, porque sobrevivir esto de parte de un familiar es como quedarte sin familia. Es para pegarse un tiro. Si yo fuera gobernador, o tan sólo legislador, o tan siquiera médico de familia, yo le aconsejaría fervientemente a estas adolescentes que se practicaran un aborto, y hasta le daría los $300.00 para que se lo practicaran.

Ahora el gobierno quiere ponerse a hacer su trabajo y legislar a favor de medidas más rigurosas en contra de los ofensores sexuales, y yo les voy a dar par de razones por las cuales estos nuevos reglamentos y protocolos no van a funcionar. Antes de comenzar con mi diatriba oficial, sería una buena idea hacer un protocolo donde se recoja dinero de distintas agencias, organizaciones y fuentes, para hacer un fondo que le pague el aborto, y las pruebas de VIH/SIDA y VDRL, y sus tratamientos, a todas las víctimas reportadas de violación. Ahora sí.

Existe en Puerto Rico un problema serio con las mujeres que teniendo hijos menores, meten al que sea a su hogar. A veces ni conocen bien a su nuevo compañero. Aquí no me quiero montar en tribuna inmediata porque respeto el derecho que tiene toda mujer, como todo ser humano, a tener sexo con el adulto consciente que le plazca. Pero mano, algunas tienen que empezar a pensar con el cerebro y no con la cabeza del clítoris, especialmente en el estado tan deprimente y decadente en que se encuentra el país en estos momentos. Uno tiene que pensar astutamente, con cantidades industriales de malicia (y que se joda, la Biblia misma advierte a los cristianos que sean “palomas con ojos de serpiente”). Uno no se puede involucrar sentimentalmente con cualquier pendejo o pendeja de la calle. No se puede confiar en nadie, y se debe siempre tener un ojo avizor en todo lo que tiene que ver con sexo. A veces estas mujeres, para citar a Mayra Montero en una de sus columnas pasadas, meten a sus casas a estos individuos que no están preparados para dar y recibir cariño de parte de un niño o una niña. Si en el país, en el macro del país, vemos a individuos de todas las edades, géneros y profesiones que no están dispuestos a dar de sí mismos, a comprometerse por una causa o por un ser humano, ¿qué podemos esperar que ocurra cuando mamá se va un momento al banco a pagar la luz, el agua y el celular, y deja a la nena o al nene con padrastro, ese individuo que no tras que no tiene conexión sanguínea alguna, tampoco tiene compromiso sentimental con los menores?

Lo otro es cómo sexualizamos a los niños desde pequeños. Los entrenamos para que sean como Daddy Yankee, que predica el sexo en sus canciones, aunque lo hace con muy buen ritmo y lírica (menos mal, porque Daddy Yankee por lo menos fue estofón cuando chiquito y terminó su cuarto año, porque antes no era tan solapada la cosa, antes nuestros padres querían que fuéramos padrotes sementales como James Dean, Marlo Brando y Al Pacino, recuerdo que mi papá me dijo que mi abuelo lo llevó a un putero en Liverpool cuando papi tenía sólo 12 años, y eso no era considerado tan siquiera perversión de menores), mientras a las niñas, ya a los 8 o 9 años (hablo con experiencia pues fui maestro un año entero de 4to, 5to y 6to grado) las visten con minifaldas, les ponen tops de manguillo, y las maquillan. ¿Acaso no estamos ya putificando a nuestros niños? Entonces somos tan insolentes y desfachatados que cuando las niñas se embarazan a los 10 años, y los nenes llegan con el culito roto y sangrando de la escuela (o de la Iglesia…), nos damos golpes de pecho y gritamos “Dios mío, ¿por qué?”. A este respecto, a lo mejor lo mejor que hice fue no decirle a mis padres nada sobre mi violación (mi papá murió y nunca se enteró, a mami se lo dije muchos años más tarde). Creo que jamás hubiera podido soportar verlos dándose golpes de pecho y gritando: “Jehová, ¿por qué permitiste esto?”.

Por último, la sexualización de los jóvenes y niños está tan arraigada, que ¿cómo les decimos que no es tan buena idea nada tener sexo a los catorce años, edad en que POR LEY ya pueden consentir tener relaciones sexuales? Y es que hasta la misma ley no está clara, porque dice que los varones y las féminas pueden consentir tener relaciones sexuales desde los 14 años, pero entonces, ¿por qué penalizar a los adultos que tienen sexo con adolescentes mayores de 14 años? ¡¿Significa esto, que la ley te dice a ti que tú puedes chichar si tienes catorce años, con gente que sea mayor de catorce años, pero menor de dieciocho?! Yo espero que no, porque entonces me da grima pensar que la ley misma lo que busca es la experimentación sexual entre jóvenes, a manera de cantacito paternalista en la muñeca, propiciando, la misma ley propiciando coño, el problema de las miles de menores embarazadas en las escuelas.

Yo entiendo que la ley tiene que atacar el asunto de cuajo, desde la raíz misma: la legislación tiene que hacer una de dos cosas: o permitirle a los adolescentes de 14 en adelante que elijan y tengan sexo con QUIEN les dé la regalada gana (tengan la edad que tengan los compañeros sexuales), o prohibirle que tengan sexo hasta que tengan 18 y tengan dos dedos de frente (y castigar a los infractores con penas de cárcel, sí Señor, por qué no, y obligar a las adolescentes, OBLIGARLAS a abortar). Porque mientras esto no se haga, los abusadores de menores campearán por su respeto. De hecho, también se debe legislar para castrar a los hombres que abusen de menores, o que violen mujeres. Sí, se les debe castrar aunque ello represente una vuelta al pasado barbárico de la humanidad (en varios estados de los Estados Unidos hay leyes que obligan a los abusadores de menores y violadores de mujeres a someterse a unas inyecciones semanales de una sustancia que les elimina el deseo sexual completamente, como parte de su “parole”; y según tengo entendido, esta es la misma sustancia que le echan a la comida de los soldados del ejército estadounidense, cosa de que no se dé lo del “don’t ask don’t tell”). También hay que legislar para obligar a los publicistas y a todas las compañías y agencias del sector público y privado del país a revisar sus anuncios y depurarlos de tanto sexo. Si nuestros niños son primero, creo que esto es necesario. Hay que dar marcha atrás en la sociedad y en la humanidad, para subsanar las heridas del sexo, que curiosamente nos han tajeado y caído encima, no por culpa del sexo mismo, sino por culpa del maldito progreso a todo galope.

El olor entre las piernas, Cap. 82 Adneritos Birds

El olor entre las piernas, Cap. 82
Adneritos Birds

En esto, como en todo, hay que reconocer las dos caras de la moneda. De no ser por Adneritos Birds, el paseo de la salida del expreso hacia Santa Isabel, frente a la gasolinera, al Oasis, y a los fast foods, en dirección hacia el Tequila’s Mexican Grill and Bar (¡que no está en Coamo, coño! ¡que es parte de Santa Isabel!), ese espacio sería uno de pura yerma del amarillo opaco de la desolación desertificada. Ese espacio, por el contrario, está lleno de color y es bastante pintoresco, al punto de que da ganas de pasar por ahí. Y es que, con sus pájaros exóticos y demás animales enjaulados, Adneritos Birds, desde hace ya casi dos años, dio comienzo a un proceso de proliferación de mercaderes-a-la-orilla-de-la-carretera, de productos y servicios tan diversos como canastas de mimbre y membrillo, puestos de batidas y frappés, guaguas de pizzas, guaguas de hot-dogs, cuchifritos portátiles, guaguas ofreciendo DISH Network, Adelphia, Liberty y Choice TV, y hasta una mueblería con visos de gran carpa de circo, vendiendo muebles a precios de rajatabla. Si bien es cierto que el paseo de la salida a Santa Isabel cogió una vida mercantil digna de la Plaza del Mercado de Río Piedras, asimismo se apropió de los vicios de esta última.

Los otros días pasaba por el paseo y fijé mi mirada en Adneritos Birds. Tres jaulas inusuales me hicieron detener mi carro, estacionarme a la orilla de la carretera e insultar al dueño, que por cierto, no paga patentes a Hacienda por ese negocio. Una jaula de 11/2’x11/2’x11/2’ (un pie= 12 pulgadas) tenía dos perritos bebé, encerrados en un espacio que se les quedaba demasiado pequeño. Asimismo tenían a 6 conejos, que aunque eran enanos, estaban sofocados en una pecera de peces veta, mucho más pequeña (de 1’x8”x8”). Pero el colmo fueron los corderos.

Yo nunca había visto corderos en Puerto Rico, y fue fuerte para mí verlos por primera vez en este país, apretujados en una jaula de red metálica que no podía contenerlos. Eran tres y no podían moverse, ni siquiera sentarse, ya que la jaula no les permitía tan siquiera ese tipo de descanso enclaustrado. De hecho, fue el atisbo a esa jaula lo que realmente me hizo detener el carro. No podía creer cómo un animal tan simbólico en un país que se jacta hasta la saciedad de ser puramente cristiano, podía ser maltratado, ultrajado y oprimido sin ningún tipo de vergüenza.

Me bajé del auto, caminé hacia el hombre, quien hablaba por el celular y se reía a carcajadas (le habrán estado haciendo cosquillas por fibra óptica o microondas de radio). Tan pronto me vio, me hizo un gesto con la mano de “lo atiendo ahora, déme un segundo”. Cuando vino hacia mí, desaté mi furia de la forma más fría posible.

-Tienes dos opciones, -le dije casi en un suspiro, en voz bien baja pero clara y fría. –O les consigues a estos animales par de jaulas más grandes, o te llamo aquí mismo a la Sociedad Protectora de Animales. Mano, ¿te gustaría que te encerraran en una jaula tan pequeña?

A todo esto, yo estaba pensando en lo único que se me ocurría: ¿Dónde está Suzette Bacó cuando uno la necesita?

El tipo me miró con cara de muy pocos amigos, y con actitud arrogante, la cual advertí inmediatamente, pues para ser honesto, la estaba esperando.

-Mano, no me hagas llamar a Hacienda también. Tú y yo sabemos que no tienes patentes. ¿Te quieres quedar sin negocio? No jodas conmigo, so cabrón.

El tipo se puso pálido. Creo que reaccionó porque pasé por el lugar varias veces luego de esa vez, y las jaulas se hicieron más grandes, y ya, aunque tiene perritos, ni vende conejos enanos, ni corderos; y los cachorros, por lo menos pueden correr dentro de la jaula de tan grandes que son ahora. Y me parece bien, porque aunque están enjaulados, el ver diferentes cachorros cada vez que paso me sugiere la idea que de los mismos no pasan demasiado tiempo en esas jaulas, ya que la gente se los lleva rápido. Sería iluso de mi parte intentar liberar a todos los animales enjaulados de este mundo, pero entiendo que lo que hice estuvo bien. Como dice mi amigo poeta Julio César Pol, “sé que la libertad no existe, pero yo defino el peso y la extensión de mis cadenas”.

Monday, October 16, 2006

El olor entre las piernas, cap. 81 Y el Dadai, que?

El olor entre las piernas, cap. 81

Y el Dadai, ¿qué…?

Recientemente se publicó una noticia sobre el arresto de los graffitteros Bik Ismo y Ske por “vandalizar” propiedad pública y privada. Le agradezco a los periódicos que pusieran la palabra “vandalizar” entre comillas. ¿Quién está más tostao? El alcalde Santini dijo, y cito “No estamos aquí para juzgar el arte. Estoy aquí para que las cosas se hagan legalmente y esto ilegal, lo pinte José Campeche, lo pinte Francisco Oller o un graffitero”.

Me avergüenza que el alcalde de mi ciudad se meta en ideológicas aguas profundas de las que obviamente no pueda salir luego. Terminó haciendo lo mismo que dijo que no haría: juzgando el arte, pues intentó dar cátedra sobre el tema, para lo cual él no tiene preparación académica, ni autodidacta alguna. Afirmó también que “el arte no admite clandestinaje, precisamente porque es tan poderoso”.

Estas palabras hay que tomarlas con pinzas. Sí, el arte es poderoso, pero debemos siempre preguntarnos por qué. El arte es poderoso porque brega con las emociones del ser humano. El arte comienza, surge de las vísceras. Luego, gracias a un proceso intelectual, se filtra en el cerebro y se le da forma, que es cuando se refina su belleza. Es entonces cuando se le llama arte. Eso es todo. En cuanto a clandestino o no, el arte puede serlo o no serlo, para ser arte, estos adjetivos realmente son irrelevantes. Y reincido en expresar que un alcalde mediocre, politiquero y que no hizo más que ganar las elecciones y se subió el sueldo, un individuo de apellido mafioso no tiene las herramientas necesarias para determinar qué es arte y qué no es, qué arte es apropiado para ciertas áreas, ni siquiera para determinar qué arte es clandestino o no.

La dueña de la galería Petrus en Miramar, Sylvia Villafañe debió haberse quedado callada, si sus intereses realmente son en virtud del arte. La mujer dijo y vuelvo a citar “El arte es algo que tiene estructura, expresión y quiere comunicar, y cuando es clandestino es que no quiere entrar a una estructura… No es lo mismo arte que vandalismo”. No me importa para nada si esta mujer representa al pedante de Antonio Martorell, ni si representa al magnífico ser humano de Víctor Hernández Cruz. Para entender el arte, y sobre todo, las nuevas expresiones post-vanguardias, hay que dejar a un lado los manierismos elitistas de los galeristas. Asimismo, hay que ser, hasta cierto punto, un artista también. Esta cuestión de estructura… ¿a qué se refiere? El artículo en el periódico Primera Hora lo deja ahí. Pero yo no pienso dejarlo ahí.

La estructura en una pieza de arte, así como en una serie, y más allá aún, en una exposición, se refiere al registro determinado que se da como resultado de la combinación entre vocabulario técnico y temático. Eso es estructura simple y sencillamente. Los graffitteros entienden esto, y muchos, autodidácticamente, ojo Sr. Santini, han aprendido a incorporar esta regla en sus creaciones. Que conste, que Bik Ismo y Ske, son artistas ya consagrados en la isla, y ambos estudiaron en instituciones académicas. Esta regla se la saben de memoria. Entonces, un graffiti como el de la pared de la discoteca El Teatro, o como los que se encuentran en cada esquina de la UPR de Río Piedras, ¿no comunican nada? Hombre, claro que sí, lo que pasa es que no comunican lo que queremos que nos comuniquen. Por eso es que es clandestino, porque dicen lo que no queremos escuchar y como no lo queremos escuchar, nosotros mismos, los artísticamente sordos, los clandestinamos. Una vez escuché al Prof. Michael Sharp, un tierno abuelito inglés que me daba la clase de Literatura Inglesa desde el Romanticismo hasta las vanguardias, decir que “true poetry always says something you don’t want to hear”. Las rosas son rojas, los zapatitos me aprietan, las medias me dan calor, eso ya no es poesía, tanto como las viejas y antiguas formas del arte plástico, ya no lo son ahora. Asimismo, la gente no escribe en nuestros días por las mimas razones que se escribía hace medio siglo atrás, tanto como nuestros artistas contemporáneos no hacen arte por las mismas razones y necesidades, que digamos, durante los 1800’s. El arte se mueve y la gente también, pero la relación entre arte y gente sigue siendo la misma. Esta mujer dio a entender que cuando el arte es clandestino no tiene estructura, porque no quiere entrar en estructura alguna, y a mí estas palabras me dan grima y me suenan a nouvelle bourgeoisie. Todo lo que hay en galerías es arte, lo demás es vandalismo. Ya ven por dónde va la cosa.

No se equivoquen, hay más detrás de todo esto. Hay toda una campaña de estigmatización e ilegalización de todo lo que el gobierno cree que no es normativo. El arte en galerías es normativo. La lotería tradicional es normativa. Pagar las contribuciones y los taxes es normativo, no importan cuánto nos asfixien. Los negocios de drogas y armas son ilegales, pero más que nada, porque no rinden planillas. Los demás argumentos, especialmente los religiosos, son pura mierda e hipocresía. Los graffiti son ilegales porque supuestamente ensucian la ciudad. Pero hay ahí otra hipocresía más. ¿Quiénes ensucian más, los graffitteros o los políticos con su sucia propaganda pegada por doquier en año de elecciones? En ocho meses, los políticos y politiqueros ensucian mucho más que todos los graffitteros de Puerto Rico (cuya suma no asciende a más de cincuenta y cinco) en plena actividad durante un año. Esto también es parte de una campaña masiva que viene de Estados Unidos, en donde se le dicta a la gente qué es lo que pueden ver y leer. ¿Sabían que en estados como Wisconsin y Texas, hay restricciones sobre la pornografía (no pornografía infantil, sino pornografía regular, común y corriente), donde ni siquiera adultos pueden verla o comprarla? Entiendo lo de los menores, siempre lo he entendido. Yo esperé hasta cumplir los dieciocho años para ver mi primera porno, aunque comencé a tener sexo a los 14 años de edad sin detenerme desde entonces. Pero no entiendo cómo se les puede prohibir a adultos que vean o lean lo que les venga en gana. Asimismo, no entiendo el afán de esta señora de catalogar unos estilos como arte y dejar otros en la sombra del vandalismo clandestino. O mejor dicho, la entiendo mucho más de lo que creía o quería entenderla. La Sra. Villafañe estableció que Santini “siempre ha cooperado para mantener el área de su galería limpia y le ha auspiciado actividades de artistas”. Así que tenemos, dos artistas arrestados que ya tienen reconocimiento internacional como artistas, un alcalde mafioso, corrupto y artísticamente analfabeta, y una galerista prostituta que vende sus encantos y su apoyo al mejor postor.

Y yo sigo preguntándome, ¿y el Dadai qué? El Dadai se creó como una respuesta caótica a la estructura rígida del arte que llevaba más de cinco siglos imperando. Que de repente un objeto encontrado (readymade) como un inodoro pudiera ser arte, se lo debemos al Dadai, como le debemos su sabor tal vez no clandestino, pero sí decididamente irreverente. Además, entiendo que Basquiat y Haring deben estar no revolcándose en sus tumbas, pero riéndose de estos cabrones que se creen que porque han ido a un museo una o dos veces en sus vidas, ya pueden dar una cátedra del arte, una manifestación del espíritu humano que lleva milenios gestándose.

Yo apoyo a Bik Ismo y a Ske. Me molestan los graffitteros que hacen graffiti por hacerlo, tanto como me molestan los artistas que hacen arte por hacerlo como Martorell, los cantantes que cantan por cantar como Luis Fonsi (y por ello, cantan la misma mierda over and over, escuchas una canción suya y ya las has escuchado todas), los escritores como Coehlo , que escriben por el mero hecho de escribir; y hasta la misma gente que habla por simple y sencillamente hablar. Si hay algo en que la Sra. Villafañe tiene razón es en que el arte debe tener estructura, lo que no significa que el graffiti como género (porque ya no sólo es un medio sino un género en sí mismo) no la tenga. He visto esculturas de arte público que me chocan por la poca o ninguna estructura que tienen. Asimismo, he visto obras arquitectónicas que pudieron ser geniales, y que se caen porque no tienen estructura, porque en el caso de la arquitectura, el espacio en torno al cual se construye el edificio es parte de su estructura, y todos sabemos que en Puerto Rico no existe tal cosa como planificación urbana (¿con qué se come eso?). Pero yo apoyo a Bik Ismo y a Ske, como mismo apoyo a Mero y a su hermano Sir Exor, de la misma forma que apoyo a Remix y a todos los graffitteros que conozco de la IUPI y de la Escuela de Artes Plásticas, porque nos enseñaron lo mismo en ambas instituciones: estructura.

Por último, lo que propone el alcalde me parece un insulto a los graffitteros, que entiendo que deberían considerar organizarse, y por qué no, sindicalizarse. El jefe de seguridad del alcalde mafioso, un tal Mercado, dijo que se “inició conversaciones con la Escuela de Artes Plásticas para proveerles lugares a los artistas para que dibujen, pero sin usar aerosol. El concepto es que los artistas se roten y cada obra esté expuesta por un máximo de 60 días”. Migajas. Sobras. Es un insulto. Es querer tratar a artistas con un nombre hecho, como niñitos que aprenden los nombres de los colores usando fingerpaint en kindergarten. Sería como decirle a Martorell que ni le ocurra volver a mostrar su culo lleno de estrellas y celulitis en el MAPR, que la próxima vez se consiga dos sombreros, uno para delante y el otro para tapar su trasero, que no nos interesa verlo desnudo. El gobierno no puede determinar lo que es arte. Hay un peligro muy oneroso en ello. Se me ocurren Hitler y Stalin.

Y para callarle la boca al alcalde bolitero, yo no creo que si Campeche y Oller estuvieran vivos y pintando en las paredes, él se atrevería a arrestarlos. Y es que ellos dos dejaron una vena de arte en este país, una herencia que esta jodia isla politiquera y fundamentalista no se merece. Dice el pichón de alcalde, que todo esto es parte de un plan agresivo de limpieza y de creación de jardines que enverdezcan la ciudad. Me alegro que por fin se ponga a hacer algo, a ver si los árboles tapan los carteles politiqueros y la basura de esta ciudad. Marcell Duchamp se lo agradecería.

Friday, October 06, 2006

El Olor entre las piernas, cap. 80 La molestia literaria

El olor entre las piernas, cap. 80 La molestia literaria

Esta columna va dedicada a los ganadores de ambos certámenes de El Nuevo Día: Karen Méndez Sevilla, amiga del alma, Luis Othoniel Rosa, a quien estimo muchísimo desde el Taller de Mayra y "Cuentos de Oficio", y a mi querida amiga Jocelyn Pimentel. Si alguien tenía que ganar ambos certámenes, eran ellos tres. Mis más cándidas felicitaciones.

Pero tengo una molestia encima. Tiene que ver con el certamen de poesía. Y me encantaría que Carmen Dolores Hernández leyera esto. Entiendo que en este certamen comenzaron el camino de la redención, luego de declarar ganadores a Javier Ávila (dos veces, la segunda vez se justifica mucho mejor que la primera) y a Juan Carlos Rodríguez. Entiendo que la propuesta de Jocelyn Pimentel no solamente es fresca y original, pero en ella permea también una dulzura que entiendo se debe reconocer. Después de todo, la poesía, y el arte en general, sólo tienen que lograr la belleza, sin importar si tal es una belleza oscura, torturada, o por el contrario, inocente y dulce. Me gusta que por fin esta vertiente se esté reconociendo como poesía propiamente.

Sin embargo, mi queja tiene que ver precisamente con los pasados certámenes y cómo todavía en este certamen no se ve un cambio real en las opciones ganadoras. Case in point, y sin titubeos de falsa modestia, mi poemario "Sistema de Nomenclatura Binomial". Quiero que esto quede sobre la mesa, bien claro, no me molesta perder ante tan buena poeta como Jocelyn, no porque sea mi amiga, sino porque tengo el placer de decir que le he seguido la trayectoria a través de su blog "Comentario" y he visto su evolución, además de haber sido también partícipe de su proceso creativo. Pero me molesta no haber recibido la mención honorífica que tanto deseaba.

Me explico. Yo sabía ya de plano que mi poemario no ganaría, por concepto de publicabilidad, y para ello, proveeré un nuevo blog, para que sean ustedes los lectores, jueces de lo que digo. Sin embargo, tenía la certeza de que me llevaría una mención honorífica que simplemente reconociera una labor bien hecha. Porque mi poemario, modestia aparte, es una propuesta muy nueva y muy original, que apostaría a que a nadie se le ha ocurrido como idea-primer-motor para un libro. En él, no sólo jugué con el significada y origen de las palabras, mas el poemario mismo es una vuelta a la mirada naturalista de los "descubridores/colonizadores/expansionistas" de América. El poemario es el resultado de una mezcla entre el afán naturalista de clasificar las cosas (en este caso, la poesía misma) para conservar un récord de la existencia de las mismas, con un gran sentimiento de eliminación del "YO" para ensalzar el "NOSOTROS", algo muy zen y muy budista. Y hasta queer.

No hablo más. juzguen ustedes mismos. http://sistemabinomial.blogspot.com

Felices lecturas!