Wednesday, May 24, 2006

El olor entre las piernas, cap. 76 Aguacero

El olor entre las piernas, Cap. 76 Aguacero

A veces me da con creer que sigo escribiendo este libro para que alguien sepa que San Juan existió antes del Gran Cataclismo. Porque aunque peque de fatalista, hacia allá nos dirigimos. “Puerto Rico Grita” fue un fracaso total. A nadie le interesa que el gobernador quiera resolver la crisis con una medida a largo plazo. A nadie le importa que Fortuño y McClintock, que son del partido contrario, lo apoyen en esto. Quieren que el hacha, que ya fue, acabe de venir ya de vuelta. Y que nos jodamos de aquí a un año.

A nadie le importa tampoco el sueño de los demás, sólo a los que lo padecemos en carne propia, cuando al día siguiente no funcionamos sin el fastidioso café negro o los tres vasos biggie de Coca-Cola con las seis pastillas para rebajar, más una segunda dosis a la hora del almuerzo, porque si no, nos vamos 10-7. Y más los que tenemos que ir a trabajar un lentísimo turno de 8 horas con niños pequeños. Gracias y buenas noches. O mejor dicho: dulces sueños.

Y es que, aunque parezca raro, el propósito de esta columna es describir al país a través de mis vecinos del frente. Sucede que desde que vivo en la Calle Madrid, de la Urbanización SanTa Rita, he visto de todo. Desde el vecino del eficio del frente-derecha, que es dominicano y que vive en el segundo piso, y quien gusta de asomarse al balcón en calzoncillos blancos o de colores (pero siempre son low-rise con functional fly), hasta el otro vecino del edificio del frente-extrema-izquierda, del tercer piso, que es un gordito que se la pasa mirando hacia nuestro balcón, desde cuya puerta abierta se puede siempre entrever un televisor con película pornográfica heterosexual, con una mujer siempre con los labios pintorreteados de rojo y bien abiertos en abierto goce sexual; aparte de una magnífica biblioteca que se asoma por detrás de la TV. Sucede que en el edicifio que queda en medio de los últimos dos descritos, hay uno de dos pisos donde viven como cinco o seis machos, muy posiblemente prepas de la IUPI. Digo prepas, porque es en el primer año, en el que nadie coge las cosas en serio, en el que uno tiene todavía tiempo para pararse con las amistades al frente del hospedaje a beber, fumar y hablar mega duro, además de tener música de heavy metal a todo lo que da de fondo.

Ya le llamé la policía. Llamar la policía fue una odisea, dicho sea de paso. Primero llamé al 411 para que me dieran el teléfono del cuartel estatal de Río Piedras. Me dieron un tal 787-343-2020. Llamé y me salió una pendeja diciéndome que el número al que trataba de llamar no podía ser accesado de la forma en que marqué. Pensé: que mensaje tan pendejo. ¿Cómo se supone que debo marcar? ¿El 7 primero, esperar 5 segundos y luego marcar el 8, y así sucesivamente? ¿O marcarlos rapidito, uno detrás del otro? La música estaba tan alta que pasé por alto la alta tarifa de mi compañía de celular por concepto de llamas al 911. –Buenos días (ya era la 1:40am), Soto le habla. ¿Cuál es su emergencia? –Ninguna, -le contesto yo. –Esta es una línea de emergencias, ¿para qué llama entonces? –me pregunto un tanto maleducadamente y sin ningún tipo de tapujo existencial. –Mira, es que en el 411 me dieron el teléfono del cuartel de Río Piedras, pero no logro conectarme. ¿Tú me puedes dar algún otro teléfono de ese cuartel? El hombre me dijo que no había problema, que esperara un segunfo (literalmente fue eso, un segundo, el tipo fue muy eficiente, coño) y no sólo medio un teléfono, sino que me dio otro extra, por si las moscas. Me deseó buena suerte y buenas noches. Quedé sorprendido ante su educación. Supongo que era bipolar o bilateral.

Llamé a la policía y se personaron a la calle Madrid. Les digeron que bajaran la música, que se metieran para adentro, que a esa hora ya había gente durmiendo. Pero los machos del frente les contestaron sí, sí, y no hicieron nada, y ahora escribo mientras los observo y me ideo una maldición lo suficientemente compleja y fuerte como para hacerlos arrepentirse de sus pecados. Ha comenzado la época de mosquitos en Santa Rita. La empeora una ola de calor que está azotando la isla desde hace ya cinco días. Sería genial retar los mega odds e invocar la lluvia a ver si se cayan ya la boca y se acuestan a dormir. Pero con un Rama Secu Sura no creo que consiga nada. Ni siquiera con un Rama Secu Diluvia. No. Esto amerita algo mucho más potente. Continuaré escribiendo hasta que me lleguen las palabras adecuadas a la mente.

Sería genial un hechizo que hiciera que a todas sus novias les diera con sodomizarlos en estado de embriaguez. Méchanor Revéxiaga Malhechora. Pero eso no es suficiente. ¿Qué tal una en la que piensen que están tomando jugo de manzana, cuando en realidad se beben la orina de su compañero de cuarto? Orinaterga Messuna Mategana. ¿O una maldición que conste en que no paren de decir burrradas y hablar malo, aún delante de sus profesores, en momentos de clase, y delante de sus padres? Bocanogue Soltuta Berkana. Pero lo ideal es que caiga un tsunami del cielo, que lo ensope , les agüe las cervezas y apgue sus cigarrillos. Comienzan a llegarme las palabras de poder. Siento la piel que se me eriza. Una brisa que no existe me sacude el cabello. Los ojos se me viran hacia atrás de la cabeza. Mi propio roommate me pregunta si estoy bien, que qué me pasa. No puedo contestarle. Aún si quisiera, no podría porque me salidría en el Lenguaje Original de la Magia y podría herirlo. Esto es lo que llegó: Insercia Invigoratae Pluvia Maligna Diluviaga Arandarenega Irunviratae Demiurga Maligna Stratastasis Rameaga Copula Méchanor Reveexiaga Malhechora Orinaterga Messuna Mategana Bocanogue Soltuda Berkana Malintegra Mosquitaga Muertaga Picachuria Nefasta Finale Mondo Inferna Inatre Pluviaga. Esta noche habrá más que aguacero.

Tuesday, May 16, 2006

El olor entre las piernas, cap. 75 Puerto Rico grita

El olor entre las piernas, cap. 75 Puerto Rico grita

Esta columna no es para política. Por esa razón no había dicho absolutamente nada sobre lo que muchos de nosotros, los puertorriqueños despiertos, predijimos que sucedería en el país. Todavía estoy esperando la guerra civil, como epítome y resultado final del descontento general. Me encantaría que comenzara por el Capitolio, limpiando la casa, cortándole las cabezas en una guillotina pública a todos esos cabrones legisladores y senadores de mierda. Me fascinaría que la primera cabeza en rodar fuera la de Chiquitota, y que le siguiera la de Roselló, y la de Norma Burgos.

Dos cosas que sí me parecieron geniales, fueron la marcha de Puerto Rico Grita (convocada por Funky Joe y el Gángster, a quienes hay que felicitar por pasarse las amenazas del pendejo de Topy Mamery por el culo) y el anuncio en Televicentro. La historia no los perdonará… ni yo tampoco, porque todos los cambios REALES en la historia se han dado después de derramar sangre, y eso, sigo sosteniendo, es lo que le hace falta a este país. Y lo digo sin tapujos, aunque parte de esa sangre que se derrame sea mía o de alguien querido. He pensado incluso en alguna maldición sanguínea, lo suficientemente fuerte como para condenar al país entero a un siglo más de tortura, pero que sea una tortura de transición, porque aquí la gente le tiene terror a moverse. Sería algo así como pegarme un tiro en la mano, volármela pal carajo, y dibujar un pentagrama con ella en el piso, frente al Capitolio. Me llegan las palabras. Accurdia Rimembra Digrazia Inférnaga…

Cuando comencé este libro, que tenía en mente hacerlo en libro y no en forma de blog, tenía muchas cosas en la mente. Sólo había una clara: que quería describir a San Juan, y a Puerto Rico entero desde su gente, conociendo distinta gente y rescatando sus historias del olvido. En ningún momento estaba en planes convertir la columna en un espacio para el debate político, porque como manejador de ese tipo de foros, el papel se me queda muy grande por falta de conocimiento.

Algunas veces me puse poético y saqué columnas tituladas ESPIRALES, o como las llama un amigo lector, las “columnas de crisis”. Hubo momentos en que este libro tenía el indiscutible sabor a memorias, o novela autobiográfica. Pero creo que me inclino, porque me lo dicta la voluntad última, por la simple columna cuya única pretensión es la crónica descriptiva de la ciudad, no por sus edificios y lugares históricos o de interés, como San Juan: ciudad soñada, sino a través del elemento más humano, únicamente humano: su gente pobre, trabajadora, en cuyas espaldas descansa el mundo, y gracias a quienes, éste se mueve.

Me dio mucho gusto ver a Puerto Rico alzao. Entiendo que el pueblo se lo debía a sí mismo, aunque todavía se debe mucho más. Me encantó ver como las masas, la turba iracunda de todos nosotros, los plebeyos estuvimos allí en cuerpo o espíritu. Por si acaso, Manuel, yo no fui a la marcha porque tenía trabajo (mi marido se quedó sin empleo y yo tengo que correr con los gastos de ambos en lo que se resuelve su situación), pero mi pariente fue a pelear por sus derechos y sus habichuelas, que no siempre son lo mismo, y tuvo mi apoyo incondicional.

Eso sí, pude recoger varias historias de mi gente querida de este país. Hubo varias escuelas en el país a las cuales se les debe otorgar un premio, porque no hay mejor palabra para describir sus acciones que HEROICAS. Siguieron operando en el mejor interés de los niños, porque para esos maestros que fueron valientes y siguieron trabajando sin sueldo, y los padres que se unieron al plantel como conserjes y empleados del comedor voluntarios, los niños son primero. A los maestros que se tiraron a la calle, los felicito también, porque demostraron, de una manera muy distinta, que para ellos también los niños son primero, pues el país NO PUEDE CORRER SIN MAESTROS. ES IMPOSIBLE. Así de simple.

Quisiera aprovechar el espacio para disculparme con mis lectores. Estoy consciente de que esta columna ha perdido mucho de su sabor original. Esto se debe a que estoy pasando por una etapa en mi vida en la que casi no tengo saliva para gritar, ni cosas qué decir, mucho menos ganas de escribir. Estoy agotado, y cansado de escribir desde la oscuridad y el cansancio. Ahora quiero aprender a escribir desde la nota high, desde la alegría, desde el espacio de alguien que promete parar de sufrir y lo cumple, pero hacerlo bien, sin hacer el ridículo de Coehlo. A mis lectores: Maren Daganda Shambala Pacienza. Paciencia, por favor.

Thursday, May 11, 2006

El olor entre las piernas, cap. 74 Red Hot Chili Peppers

El olor entre las piernas,
Cap. 74, Red Hot Chilli Peppers

Escuchando la nueva propuesta de los Red Hot Chili Peppers, “Dani California”, hice más conexiones repentinas de las que hubiera querido hacer. Hace dos semanas me mudé de Torre del Norte. Me botaron porque me di de baja total de la maestría. Fue lo mejor que hice, pues luego de estudiar nonstop por 9 años y terminar dos bachilleratos, es momento de cogerse un break.

Getting born in the state of Mississippi
Pappa was a copper
And Mama wass a hippie…


Esa misma semana, luego de darme de baja, recibí una carta del Departamento de Vivienda de la Upr, diciéndome que como ya no era estudiante regular del sistema universitario, tenía que abandonar la habitación. Aún cuando había ya saldado mi deuda de $210.00 por semestre. Recogí mis cosas, mientras pensaba en lo que me esperaría al mudarme a casa de Kike, mi mejor amigo de Santa Rita. Sólo me venían unas palabras a la mente, que sonaron con igual eco que mis usuales Rama Luckiaga Fortuna Majora Sortílega Ramiaga. Y es que a lo mejor nunca había dicho que para la suerte, y sólo para la suerte, las palabras en el hechizo cambian luego de cierto tiempo. Rombirom Gouten Jáeke…

In Alabama she would swing a hammer
Price you gotta pay
When you break the panorama

She never knew that there was anything more than poor…

What in the world does your company take me for…


Llevo dos semanas en Santa Rita, en la calle Madrid, #984, apt. 4. Los vecinos del frente están bien ricos. Uno de ellos porta una especie de mohawk peludo, barba negra trimeada, y una pipa cervecera que luce de lo más bien. Se ve bien macho y podría hacer una disertación completa en este momento, sobre por qué me encantan los hombres tan machos. Y es que no hay nada más divertido que “hacerse cantos”, “molerse” en la cama, macho vs. macho, a lo macho, a lo bestia, teniendo sexo tipo DARS (duro, rápido, animal y salvaje).

Los vecinos de abajo son unos marihuaneros de mierda, lo cual me hace pensar en lo agradecido que estoy de que el aire frío baje, y el cálido suba. Se crean nubes verdes enteras que me dan bofetadas de arrebato mientras escribo en el balcón.

El edificio destartalado y descascarado del frete-a-la-derecha, ostenta una fachada multicolor technicolor, con balcones extraños y atemporales, y unos balaustres en el centro que no tiene ni son ni ton. El edificio no es insípido, pero sabe mal, y no hay forma de digerirlo. Quizás, lo único que vale la pena ver es el vecino dominicano del piso dos, apartamento de la izquierda, que sale en calzoncillos blancos a sentarse en su balcón a mirar alrededor. O tal vez, el turco del piso cuatro, apartamento también de la izquierda, que trae locos a mis roomates. Siempre sale a fumar puntual a las 6:47pm, con una bandana roja o negra. Me pregunto si sus bandanas representan algún código perdido entre homosexuales, aunque estoy seguro de que es tan heterosexual como clueless.

Black bandanna sweet Louisiana
Robbin’ a bank in the state of Indiana

She’s a runner a rebel and a stunner
On her merry way sayin’
Baby watcha gonna


No hay nada mejor para valorar nuestra evolución cultural humana que dormir en el piso de cemento con tan sólo un sleeping bag. Así duré una semana, hasta que se me trancó la espalda con un mega espasmo muscular. Uno podría preguntarse cómo dormían los seres humanos prehistóricos, si les daba espasmos a ellos también, y con cuánta frecuencia.

Por fin decidí comprarme un matre inflable, con una bomba de aire de mano. Error. Para un paciente de VIH, la fatiga a veces se hace insoportable tan siquiera con soplar para llenar un globo. La bomba me dejó asfixiado. Tuvo que venir Saúl, amigo nuestro de Cayey, para pompear la cama. Luego de una semana y media, se me trancó la espalda nuevamente, pues la cama se va vaciando poco a poco. Entonces, ¿de qué se trata dormir bien? He descubierto que tiene que ver con una cierta dureza, no muy dura, algo de fluffyness, y cierto hundimiento leve. ¿Sencillo no?

Looking down the barrel of a hot metal 45
Just another way to survive


En esa semana fue que el gobierno de Puerto Rico bochornosamente cerró operaciones. Mi pariente se quedó sin empleo y yo me vi teniendo pesadillas sobre Haití, sin querer preguntarme por qué. También soñé con inflar el matre con helio, a ver si se iba volando y me podía ir volando en él. Debo haberle escrito algo a la ciudad de San Juan, un poema titulado “Dust Devil”, el cual puede ser accesado en mi blog Words of Zen/Words Obscene.

California rest in peace
Simultaneous release
California show your teeth
she’s my priestess, I’m your priest

Para de sufrir, me decía yo mismo ante la situación imperante. Eso y muchos Rombirom Gouten Jáeke por aquello de ver si funcionaba el hechizo. Creo que se viró porque mi otro roomate resultó ser una gran pesadilla. Es uno de estos new-gay-ers, o recently-gayed, que vive obsesionado con ser “proper”. Tiene 19 años. Sucede que el cabrón pronuncia las “s” al final de las palabras, las “l” y las “r” donde van y como van, y le gusta decir que es de mente bien abierta para el sexo, pues para él: “eso es un lenguaje con el que tu te comunicas con ciertas personas”. Tremendo lenguaje me tiró una noche en que, luego de prestarle una de mis películas porno gay, a modo de broma le pregunto si se había masturbado ya, y me dijo que “eso no es tu problema, tú eres tan impropio, y eres un presentao!”. La loca maromera procedió a desvertirse de su momentáneo disfraz de loca histérica, que me recordó mucho el personaje principal de la nueva novela de Angel Lozada, No quiero morir sola y vacía, secuestrada por los editores de Isla Negra el mismo día de su lanzamiento en las librerías del país. La Orlanda, como le llamamos aquí, no de cariño, intentó retomar su argumento y decirme: “es más, tengo que decirte algo porque me lo tengo que sacar de adentro”, a lo que yo procedí a mandarlo a callar de mala forma diciéndole repetidas veces: “DON”T TALK TO ME, BITCH!”, casi comoun mantra. Desde entonces, si hubo amistad alguna vez, se jodió en ese momento.

She’s a lover, baby and a fighter
Shoulda seen it comin when
It got a little brighter


Anteayer me estaba bañando, y de repente, mientras me enjabonada, la presión del agua bajó de cantazo. “Me estoy bañado!”, grité. “Espérate!” me devolvió el cabrón. Espero unos cinco minutos y todavía no regresa el agua. Abro la puerta de mala manera y le grito: “Mira, me estoy bañando, puñeta! ¿Qué carajo estás haciendo con el agua?”. “Me estoy mojando el pelo. ¡Espera un momento!”. “Mojándote el pelo para qué puñeta? Y eso no puede esperar a que termine de bañarme, coño?”. “Está bien, sorry”. Sentí ganas de salir del baño, desnudo y enjabonado como estaba, y abofetearlo hasta hacerle sangrar los ojos. Me contuve por el respeto que le tengo a Kike, que es el ser con el sentido de humor negro más refinado y agudo que he conocido en mi vida. Eso se respeta.

With a name like Dani California
The day was gonna come
When I was gonna mourn ya

A little loaded she was stealing another breath
I love my baby to death…


Suponiendo que el mismo roomate, llegue siempre a las tantas de la madrugada, estás durmiendo en el sofá de la sala aunque pagas la misma renta que él, y que llega haciendo ruido y hablando duro, y escuchas todo lo que dice aunque tengas los earplugs que compraste expresamente para eso puestos. Añádasele a la ecuación, que por las tardes ponga siempre a Sarah Brightman a todo jender. Tienes a un escritor frustrado, insómnico, con ganas de matar a alguien. The Phantom of the Opera is here! Una vez. Dos veces. La canción sigue en repeat mode. The Phantom of the Opera is here! Seis veces. The Phantom of the Opera is here! Quince veces. “Mira, cambia el jodio numerito, mano!”. No me hace caso. “Qué tortura!”, le sigo gritando. Continúa hablando por teléfono sin importarle mis gritos. The Phantom of the Opera is here! Mano quita esa mielda ya, PUÑETA!”. Mi otro roomate, José, un pequeño gay recién botado de su casa por ser gay, estudiante de grado doce a punto de graduarse, siente mi furia, y temiendo una reacción violenta, que seguramente tendría lugar porque la loca con guille de la Brightman me estaba sacando el ghetto pa’ fuera, se para de la silla del balcón, va al cuarto de la Orlanda y le apaga el Playstation con el CD de la soprano. A lo que la loca engancha la llamada de mala manera y va hacia el balcón.

-Te voy a decir una cosa. La canción es mía. Es mi cuarto. Es mi Playstation. Yo la pondo cuantas veces me dé la gana y eso no es problema tuyo.
-Pues déjame decirte, -digo yo montado ya en tribuna-, que tú no vives fuckin solo. Vives en comuna, mano. Y me tienes jarto con la jodia cancioncita esa de mierda. ¿Tú quieres que yo te ponga la número uno de Red Hot Chili Peppers? ¿Quieres que te la deje pegá desde ahora, que son las 5:48pm, hasta las 9:00pm, la misma puta canción? ¡Me lo dices enseguidita, que yo lo hago pa’ rápido! Acuérdate que todo lo que tú haces lo puedo hacer yo también y más duro (canto ‘e cabrón hijo de la gran puta de mierda, pendejo mamabicho, loca histérica emplumada, te voy a jartar la cara a puños, te voa dejar esbaratao!… entiéndase que esto es lo que le quise decir que no le dije, por respeto sólo a Kike).

Mi roomate es un psycho. ¿Cómo enfrentas la paranoia de irte a trabajar con miedo a encontrar tus cosas afuera, tiradas en la calle? ¿Al dolor de espalda de que le dé con regalar en sofá donde duermes? El día que lo haga, adiós al respeto de Kike, y adiós a sus dientes y su cara. Hacía tiempo que no odiaba tanto a una persona desde Roselló, Rivera Schatz, Iris Miriam, Jennifer González a.k.a. Chiquitota, Julito Labatut y José Aponte. Para que no se vaya a entender que la tengo emprendida en contra de los PNP, que se sepa que admiro muchísimo a Kenneth McClintock, y a uno de mis mejores amigos gay, Eligio Hernández, que es PNP y me acogió en su hogar cuando más lo necesité en par de veranos y par de Navidades, en que la Resi cierra.

Odio a la Orlanda, no por ser tan pato y tan loca, porque allá cada cuál como quieran ser. Yo acepto a todos por igual, tanto como deseo que se me acepte como el macho varonil que soy, aun siendo gay, sin que se me acuse de estar dándome guille de macho, o sin que se me diga closetero. Si hay alguien que no es closetero soy yo, que nunca tuve un proceso de salir del clóset, porque nunca estuve dentro de uno. No, lo odio por desconsiderado y por hacerse el más proper, cuando es un vulgar esperpento de la sociedad, un deshecho de la naturaleza a quien le dedico con muchas ganas la canción “Rata de dos patas” de Paquita la del Bario. Hay cosas en las relaciones interpersonales que son lógicas, que ni siquiera se discuten. Uno simplemente es considerado con los demás cuando quiere que consideren a uno. Es lógico. Punto y se acabó. Pero bueno, tiene 19 años.

California, rest in peace
Simultaneous release
California, show your teeth
She’s my priestess, I’m your priest


El dolor de espalda se me ha quitado. Ahora me llamaron de CONCRA para decirme que hay un masajista disponible. Una de mis fantasías es que fuera el muchacho del frente, el que tiene el mohawk. Me lo imagino vestido, con camisa de manga corta y troussers blancos, bien peinadito su mohawk, sacándome el odio para afuera a fuerza de reiki, shiatsu y masaje sueco, haciéndome macho con sus manos de hombre varonil, y medio pipón cervecero que tanto adoro en los hombres de aquí.

Who knew the other side of you
Who knew what others died to prove
Too true to say goodbye to you
Too true to say say say


Chileo con la canción nueva de los Red Hot Chili Peppers, dejándola en mi computadora una y otra vez, haciéndola mía, y haciéndome uno con esta ciudad perdida, jodida por gente desconsiderada que no piensa en el que está al lado, dándome cuenta de que el país está jodido por culpa de nosotros en nuestros propios hogares, que no importa si en casa somos una cosa, y en la calle somos “proper”, esas energías jodidas se cuelan por debajo de la puerta de las casas y salen a cagarse en el país.

Push the fader, gifted animator
One for the now and eleven for the later

Never made it up to Minnesota
North Dakota man was a gunnin’
For the quota

Down in the Badlands
She was saving the best for last

It only hurts when I LAUGH
Gone too fast

California, rest in peace
Simultaneous release
California, show your teeth
She’s my priestess, i’m your priest