Sunday, January 13, 2008

El olor entre las piernas, cap. 95 Las nuevas sexualidades

El olor entre las piernas
Cap. 95 Las nuevas sexualidades

Nadie quiere hablar de ellas. Y es que cuando hablamos de sexualidad saludable, entendemos que se trata de compartir la sexualidad con otro cuerpo. Cuando ese otro cuerpo, sin embargo, pertenece a cualquier nivel del margen, pasa lo que ha sucedido por muchísimo tiempo con la homosexualidad y la bisexualidad. Sin embargo, esta columna no tiene como propósito hablar sobre estas dos sexualidad ya tan discutidas. Propongo unas nuevas.

Llamaré pansexual a aquel hombre, mujer o transexual que guste de tener sexo con hombres, mujeres o transexuales. Hago esta distinción de bisexual, por la naturaleza tan amplia del ser transexual, y cómo ser bisexual no incluye esta tercera y nueva gama.

Creo no ser el primero en hablar de algo que se conoce como asexual, aunque creo ser uno de los pocos que toma el término realmente en serio. Acuño este término para aquellas personas que, por la razón que sea, no derivan nada que no sea asco del acto sexual, se diera con quien se diera. Si aceptamos lo que decía Kinsey, que la sexualidad es dinámica y va de un lado a otro en el espectro bisexual, tendríamos que aceptar, asimismo, que en algún momento de nuestras vidas, el acto sexual mismo nos repele.

Próximo está el término autosexual, gaveta en la que podemos encajonar a las personas que sólo derivan placer a través de la masturbación, o que prefieren masturbarse a tener sexo con otras personas. Muchas podrían ser las razones para tal conducta, y muchas las razones para clasificarla como una conducta malsana y poco saludable. Pero si nos cuestionamos qué es realmente saludable, tendríamos que cuestionarnos a la misma vez quién determina en esta sociedad lo que es saludable. No puedo evitar pensar que detrás de cada consenso hay un par de manos diabólicas manipulando la opinión pública. A este respecto, entiendo que las personas que deciden convertirse en autosexuales lo hacen por el temor al rechazo en los ritos de cortejo, el miedo al SIDA y demás condiciones de salud de transmisión sexual, apego a planes futuros y carreras profesionales que no dejan tiempo para atender a un compañero o una compañera sentimental y otros. Estas razones no deberían subestimarse como legítimas, como también deberían conducir a un repensar este tipo de conducta como posiblemente saludable. Hoy en día, muchos psicólogos piensan que si la masturbación y las fantasías eróticas se interponen sobre el disfrute de las relaciones sexuales con otro cuerpo, hay problemas. Me permito diferir. Autosexuales también son los hombres y mujeres que pueden tener relaciones sexuales con otros individuos, pero cuya preferencia es la masturbación.

Por último, sugiero el término pogosexual para los individuos cuyas sexualidades no dependen necesariamente del contacto con otro cuerpo sino de fetiches y/o apelativos específicos. Conozco a un hombre que pensaba ser bisexual porque le gustaban las mujeres al momento en que conoció a su pareja actual: un muchacho gay. Pero mi amigo, a quien llamaré Juan, decidió que ya las mujeres no le excitaban. Pero tenía un problema: los hombres, realmente no le atraían tampoco. Su único objeto de atracción sexual es su pareja, nadie ni nada más. Se me ocurre que por aquello de los fetiches, pogosexual es un término exquisita y aberrantemente amplio, que requiere mucho más estudio y cuidado que los primeros tres.

Agradeceré a los lectores, que reflexionen sobre estas nuevas cuatro posibilidades y si alguien interesa re-titular los términos, trabajarlos mucho más, es más que bienvenid@.