EL OLOR ENTRE LAS PIERNAS
CAP. 18
THE PEOPLE’S WARRIOR
Hay fans que le pedirán el retiro definitivo del boxeo a Tito Trinidad, por su pésimo desempeño en la pelea de ayer 14 de mayo. Se lo pedirán como los del CUCA le pidieron la renuncia al presidente de la IUPI, García Padilla. Y es que “that’s what happens when you become the people’s warrior” reza una máxima irlandesa. Hablando de irlandeses, he buscado la palabra shamrock en el diccionario, pero no aparece. Es lo que me decían cuando pequeño. Estoy seguro de su cualidad despectiva, pero no de su traducción al español. Total, que anoche tuve un encuentro del tercer tipo: cuando los boxeadores se quedaron semidesnudos, las mujeres de la casa gritaban frenéticas que qué bello nuestro Tito, ese es nuestro campeón!, mientras los cuñados heterosexuales se quedaban rojos de la vergüenza, mirándonos a mí y a mi “pariente”, que era más pariente de ellos, buscando respuestas en nuestros homosexuales rostros desvergonzados. Ahí me vienen a la mente dos palabras que no tienen buena traducción al español: gay y queer. Pero de eso ya se ha hablado demasiado, y no quiero entrar en las divagaciones de otro. Tito peleó horrible anoche. No lo culpo. Debió sentir mucho miedo cuando vio que sus puños no hacían mella en la defensa impenetrable de Wynkie, cuyo nombre me da risa, porque aquellos que sepan inglés recordarán que wink más o menos suena a wank, que se relaciona con wanker, que no es otra cosa que un muchachito tonto que se masturba demasiado, en el tan riguroso y desusado inglés de Oxford. Ya ven por dónde voy. Yo hubiera sentido miedo también, pero hubiera lanzado una interminable lluvia de puñetazos a sus brazos (ante lo cual me vienen dos expresiones en inglés: volley, que significa lluvia, sólo cuando es usado para referirse a una lluvia de flechas, y puñetazo, que no me importa cuán aceptada esté, suena a puñeta y por ende, a mala palabra cafre), a ver si por lo menos le rompía un hueso, o lo obligaba a salir de su cascarón defensivo.
El pariente y yo tenemos una amiga que pagó $1000.00 por su taquilla para ver la pelea. Su marido y ella se gastaron casi $5,000.00 en el viaje a Vegas (que se pronuncia “veigas”, y es un vocablo tan generalizado entre los angloparlantes como “Frisco” lo es para referirise a San Francisco). Tengo entendido que su marido tiene un negocio montado de la bolita, y que ya está fichado, pero como en este país a los vendedores de droga los sacan rápido a la calle, sin más que un reglazo en la muñeca (esta mala traducción viene de “to slap a wrist”, como se dice correctamente en inglés), imagínense lo poco que le hacen a los boliteros, que creo que son vistos hasta con una reverencia digna de The Godfather, pues aunque son conspiradores de una actividad ilegal, son reliquias de actividades delictivas del ayer. Énfasis en reliquias.
Me imagino la cara de la amiga de mi pariente, cuando Tito perdió la pelea. Todos sabíamos que él temía un K.O. de parte de Wynkie, que me sigue sonando a wanker. Pero hoy, al ver las caras de los espectadores en la primera plana del periódico, lo primero que hice fue buscar el rostro de la amiga de mi pariente. No estaba. A Dios gracias, porque estaba preparado para pegarla en el cristal de atrás del carro de mi pariente, porque estoy loco porque se acabe la titomanía, porque por más de una semana es lo único que he escuchado, y no puedo ya soportar a mi pariente, que no tiene nada mejor de qué hablar, quien durante el día de hoy se la ha pasado llamando por celular a sus amistades, preguntándole que qué pensaban sobre la pelea. ¿Por qué no les pregunta qué piensan sobre la nueva edición del Quijote? ¿O de la nueva antología de literatura puertorriqueña de Merce López Baralt? ¿O sobre los nuevos proyectos de arte público, como el Lamento borincano en Braille, que no es otra cosa que el montón de burbujitas y esferas de colores a ambos lados de la carretera que te lleva desde Minillas hasta Isla Verde? Pues a mí la titomanía me tiene harto. Me la trae de cantos, por citar una frase de los jóvenes boricuas de los 70’. 9 asaltos no son nada. 9 asaltos no merecen una primera plana. Los deportes no lo ameritan, pienso yo. Pero, otra vez, “that’s what happens when you become the people’s warrior”, si saben a qué me refiero.
Monday, May 16, 2005
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