EL OLOR ENTRE LAS PIERNAS
CAP. 15
TRAIDORES
Este capítulo va dedicado a todos aquellos que nos han traicionado, a nosotros the little guy, tanto los intelectuales como los políticos, así como también los líderes estudiantiles que agotaron nuestro último recurso, la huelga, y no obtuvieron nada. A aquellos del primer grupo por desestimar nuestro legítimo intento a una educación gratuita o barata, y a los del segundo grupo por haber permitido que se vendiera nuestro derecho a un mejor futuro. Porque gente, en el pasado conflicto huelguista de la UPR, lo que se estaba planteando y defendiendo no era nuestro derecho ala huelga, ni nuestras supuestas tendencias a la irresponsabilidad y al tripeo, y a la costumbre de hacer supuestas huelgas cada semestre. No. Desde 1981, en esta isla existe un movimiento fuerte estudiantil cuyo propósito primordial es y ha sido luchar contra la administración de la UPR, tratando de seguir retardando sus esfuerzos por privatizar la universidad, y con ello, el último bastión que nos queda de una educación gratuita, o lo más cercano a ello: barata. Yo creo que eso siempre ha estado claro. Porque el concepto de educación debe ser inclusivo, no exclusivo, como plantea el primero de los traidores más despreciables a quienes esta columna va dirigida: Juan Duchesne Winter, quien en el periódico Diálogo, no hace mucho, comentó que la universidad debe ser de las élites. ¿Cuáles élites? Porque el muy cabrón no le puso apellido a la palabra. Porque si me hablan de que la universidad hay que entregársela a una élite INTELECTUAL, digamos, que el GPA de requisito de entrada se suba a un 3 o 3.5, con unos cuantos tapujos y peleas, yo aceptaría. El problema es que cada vez se ve más clara la tendencia de que estas élites sean las económicas, dejando en el anonimato total agente que vino a este mundo a usar la cabeza de verdad, para mucho más que rascarse la calva durante el calor del mediodía en alguna esquina de Río Piedras, o caminando hacia un banco en la Milla de Oro. Pero así es la ciudad, ¿no? Te chupa hasta asfixiarte, hasta llevarte a la incapacidad, te drena y si no estás despierto, te atropella, como los miles de perros realengos a la orilla de la carretera. Despiertos, eso es lo que hay que estar. Y durante esta huelga ha habido mucha gente dormida, y otra mucha gente que, buscando sus propios intereses detrás de la falda de la administración de la universidad, ha traicionado a compañeros que, como yo, no tenemos recursos para pagar una diferencia tan tonta como de $25 dólares más por crédito de maestría. En mi caso, y en el caso de muchos, el issue no es uno de dinero ya, sino del derecho que yo tengo, como estudiante pobre que no tiene sangre en PR, un extranjero en su propio país de mierda, como escritor de la generación del 2000 y artista plástico con mucho talento, a una educación a nivel graduado. Porque si el hijito del cabrón de la esquina de la calle 8, en el Paseo Mayor de la urbe de Los Paseos tiene derecho a ir a la Escuela de Leyes, ¿por qué yo no puedo hacer mi maestría de 30 trapos de créditos en Literatura en Inglés? ¿Es que los ricos son mejores que yo? Y eso me lleva a la traidora número dos: Magali García Ramis, quien en una reciente columna en el Nuevo Día, dijo que la división entre los pobres y los ricos era clara: estaban los pobres y ricos de espíritu. ¡Que nadie me diga que esto no es una caca de comentario, más cuando ella no estuvo presente en el Pedrín Zorilla! ¡¿Es este el tipo de periodismo que enseña esta cizañera de mierda allá en COPU?! Quisiera encontrármela de frente un día y decirle lo pendeja, ignorante y naïve que es, para luego escupirle la cara, por traidora. ¡Qué fácil es decir que lo que había era una guerra de espíritus pobres -vs- espíritus ricos, sin haber estado allí para poder hablar! Porque gente como ella, que tiene la dicha de que toda la mierda que escribe se la publican en el Nuevo Día, debería estar más consciente del poder que tiene su pluma, y utilizarlo para el bien común. Por supuesto, como ella es profesora, ya ella está hecha, no tiene que hacer ninguna maestría, tampoco doctorado, como escribió ya una novela que retrató al país en los 80, ya no tiene que esforzarse más, ya no se tiene que joder como nosotros, el resto de la turba de “tontos inútiles” como nos llamó el traidor del ex presidente de la CEE, otro cabrón más porque este país está lleno de cabrones hijos de puta que sólo buscan sus propios intereses, y por eso es que el país está como está. Nadie puede entender qué fue lo que realmente pasó en esta huelga. Yo sé porque estuve ahí, pero aún así la cosa va a tantos niveles, con tantos entramados y tantas intrigas, que sólo Honoré de Balzac podría escribir y documentar tal relato. Si estuviera vivo y lo hiciera se ganaría el Novel o el Pulitzer, porque de todas formas nadie le creería, pensarían que fue ficción y lo premiarían, pero todo quedaría allí. Y mientras tanto el jorobado de Notre Damme se jode más todavía, metiéndose más en la oscuridad todavía. Yo digo que a la Universidad hay que entregársela a todos estos chorros de cabrones en ruinas. Porque después del alza viene la reconceptualización del bachillerato, que no estando clara todavía la propuesta de tres partes que se sometió para llevarla a cabo, se presta para hacer de la universidad un colegio técnico o una trapo de escuela vocacional. Me encantaría que Magali García Ramis saliera del clóset y admitiera públicamente que eso es así, que eso es lo que ella quiera hacer con la Universidad, que bajo la excusa tan vana de que la universidad tiene que competir en el mercado, se le tiene que vender el alma al diablo y convertirla en un ITT o un Huertas Junior College, o una Politécnica. ¡Que acabe y lo diga ya! ¡Un “tonto inútil” la reta! ¡Un insignificante y desconocido estudiante la reta! Lo que nos lleva entonces, a la entrega que Scott Barbés hizo a la administración de nuestros derechos. Sin consultarlo, a puerta cerrada, tomaron decisiones por nosotros, negociando una prórroga pendeja que nosotros como estudiantes ya tenemos. ¡Es que es inconcebibles semejante estupidez! ¡Nos han cogido de pendejos, dándonos algo que ya teníamos, para que dejáramos de hacer presión, y nos conformáramos a una injusticia, como vacas estúpidas! Porque eso es lo que somos, vacas estúpidas que no piensan. Porque si no usamos lo único que nos distingue los animales, la razón, entonces en eso nos convertimos, en vacas estúpidas e ignorantes. Por último, esta columna va dedicada a Rubén Ríos Ávila, a quien supuestamente agredieron dentro de la universidad (no sé qué diablos tenía que estar haciendo él adentro, si la huelga no había terminado, cualquier cosa que le pasara se la buscó), y le gritaron “homosexual” (lo cual es sabido y requetesabido de él, no hay nada nuevo bajo el sol, cuándo no son pascuas en diciembre, etc). A Mara Negrón también, y a todos los profesores que se dieron cita a recitar a Cervantes frente a los portones, quitándoles el derecho a la democracia a muchos que peleábamos contra el alza, amedrentándonos con el retiro del apoyo de los profesores que siempre hemos tenido, negándonos nuestra definición de democracia, que no es sólo sentarse como vaca-pasiva-sagrada-hindú a esperar que los políticos, que by the way no nos representan, hagan todo por nosotros. Esto es el colmo de la insensatez, de la ignorancia, después que nos enseñan a cuestionarlo todo en la universidad, esperan que en la práctica seamos vacas obedientes que deleguen sus derechos a un grupo de retrasados mentales del Consejo de Estudiantes, dela HEEND, de la APPU y de la administración, todos con particulares intereses propios preexistentes que no están basados en las necesidades del estudiantado. Porque todos sabemos que el Convenio Colectivo está por ahí cerca, y que a la HEEND no le convenía tener estudiantes en huelga frente a los portones. Porque se sabe que la APPU lleva años tratando hacerse sindicato y no ha podido, y esta es su gran oportunidad. Porque se sabe que ambas organizaciones creen que el alza se reflejará en aumentos de salario para ellos. Porque se sabe que a la administración le convenía la huelga, porque desde un principio quería eliminar las clases de verano. ¿Qué no fue eso lo que propició la huelga del año pasado? Porque se sabe que los antihuelga fueron en gran medida investigadores cuyos proyectos se verían supuestamente afectados por la huelga, y sus asistentes de cátedra y de investigación, que cada vez son más estudiantes extranjeros, a quienes la oficina de intercambio tenía amedrentados, amenazándolos que de participar a favor de la huelga, se les removerían las visas. Hemos sido unos tontos. Nos merecemos el alza. Nos merecemos pagar más por una educación que debe ser gratuita, o barata. Nos merecemos inclusive que paguemos y los servicios sigan igual de mierda que ahora. Y sobretodo, nos merecemos que nos llamen “tontos inútiles”, porque eso es lo que somos. Porque estamos tan acostumbrados a dejar que otros tomen las decisiones por nosotros que nos hemos imbecilizado a nivel tal, que ya no podemos bregar intelectualmente con la presión de una huelga, y nos da gusto que se acabe. Tanto gusto nos da, que no nos cuestionamos si de hecho hemos logrado algo, o si nos han metido el huevo mongo, como pasó ahora, que nos dieron una prórroga a cambio de terminar con la huelga, cuando nosotros siempre hemos tenido derecho a prórroga. Es triste decirlo, pero nosotros nos hemos convertido en los traidores de nosotros mismos.
Pero lo peor de todo esto es que existe algo que se llama la Ley de Murphy, que establece que Dios tiene un sentido del humor bien negro, que los que son traidores hoy, mañana se verán en aprietos y necesidad. Vamos a ver qué pasa cuando la soga parta por lo más fino, y se empiece a cesantear personal, y a congelar plazas como en cualquier otra compañía privada, que los traidores van a salir llorando a la calle, a protestar en huelga. Entonces no van a cuestionar el recurso y los traidores vamos a ser nosotros, que no vamos a mover un dedo para ayudarlos, por cabrones que son. Mi apoyo, de plano, no lo van a tener.
Monday, May 09, 2005
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