EL OLOR ENTRE LAS PIERNAS
CAPITULO tres
BUDA Y LAS MUERTES TIPO “FINAL DESTINATION”
No tengo deseos de criticar al diácono que cogieron jalándosela en el baño del segundo piso de Sears. A cada cual que responda por sus actos como mejor pueda. Y trata de discutir a favor de la huelga de la UPR en contra del alza de la matrí[z]cula ya me la tiene HINCHÁ. De nada sirven los argumentos si la gente no ve ni entiende las tretas y manipulaciones del cabrón presidente de la IUPI, que tras de cabrón, es un genio. No. hoy hablaré de Sandy y su muerte tipo “Final Destination:.
Al igual que Reynaldito, véase el capítulo anterior, Sandy, que era como su hermana, nació con el VIH, siendo, por ende, perinatal. La noche antes de su muerte, Sandy esta ebria como una tuerca, y andaba con Millie, su hermanita, también VIH, y también perinatal. Las dos andaban puteando con unos chamacos del “8 de Blanco”. Se montaron en el carro, los cuatro en estado de intoxicación, los dos tipos al frente, y Sandy y Millie en los asientos de atrás.
Me detengo un momento en la narración de este episodio de Gata Salvaje: The New Generation, porque es necesario que el lector entienda que estas dos nenas todavía no eran mayor de edad, sus custodias le pertenecían al Departamento de la Familia, y la condición de salud, aparentemente les había impedido el desarrollo total de sus cuerpos, o ya estaban padeciendo lipodistrofia. Resulta que Sandy, la más alta de las dos, me llegaba a mí, que mido unos 5’7”, al fin del pecho y principio del abdomen.
Bien, sucede que los tipos chocaron el carro y murieron inmediatamente. Millie se salvo de milagro, pero Sandy, mi querida Sandy quedó atrapada entre el asiento de atrás y el baúl del carro. Como era de noche, los paramédicos no se dieron cuenta de que ella estaba allí hasta la mañana siguiente. La llevaron al hospital, con un pulso casi ido, pero aún si sobrevivía, quedaría parapléjica de por vida, porque en el accidente, Sandy había quedado partida por la mitad (no picada, pero espina se había partido por dentro). Los tipos que andaban en los asientos del frente no se les reconocía del cuello hacia arriba.
Escribo esto, porque me pregunto cómo fueron los últimos segundos de la vida de Sandy. Me pregunto si vio toda su vida frente a sus ojos como una película, como dicen que se ve en este tipo de situaciones. Me pregunto si vio a Buda, o si era tan bruta que no vio a nadie, y se vio a sí misma solamente, escapando lentamente de su cuerpo, conectada al reguerete de tubos al que la conectaron cuando la llevaron al hospital, me pregunto si ella vio las ballenas cuando vienen a la costa norte y dan saltos y se zambullen nuevamente, me pregunto si ella, que no sabía de literatura y que escribía hambre sin h, se le ocurrió alguna vez escribir un cuento o una novela de su vida, no importa si salía algo así como EL MANUAL DEL GUERRERO DE LA LUZ de Paulo Coehlo, o las cuatro verdades espirituales o los monjes que vendieron sus ferraris, o los ratones que se comieron el queso que le faltó a los adolescentes que se tomaron la sopa de pollo para sus jóvenes almas. No me importa, yo hubiera leído su libro. Aunque hubiera escrito hambre sin h, que sería ambre, que en fracés significa ámbar, el color de sus ojos.
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