El olor entre las piernas
Cap. 28
Los chicles PAL y otras frivolidades del ayer
Llega junio y con este mes desembarcan mis dos pesadillas más funestas: la renovación del plan de salud del gobierno, y el concurso de Miss Universe. Esta vez dije que no iba a ser partícipe de la catástrofe más grande que le ha acaecido al movimiento feminista desde sus comienzos. Dije que iba a ser fuerte, que la tentación de ver el concurso no me iba a derrotar, aunque fuese para burlarme odiosamente de las muertas de hambre que buscan la corono y todo lo que hacen y se hacen entre ellas mismas por ganarla. Y lo hice. Fui fuerte. Y muy severo.
Hubo alguien que me habló del valor tradicional del concurso. Me cago en ella, en su madre y en su opinión. Tradiciones bonitas las hay, incluso hay tradiciones frívolas y frivolidades tradicionales, muy bonitas del ayer, pero ese concurso no lo es. Por ejemplo, estaba hoy hablando con una amiga, a propósito de un chicle PAL, que me regaló otro amigo, sobre los dulces que comíamos cuando niño. Si bien es cierto que la supervivencia de los chicles PAL en nuestros días se debe a un plan maquiavélico de Lucifer por controlar las mentes de los niños, también es cierto que no son lo mismo desde hace unos cuantos años para acá. El azúcar se les va muy rápido y pronto te quedas con una cosa dura, muy poco elástica que amenaza con tumbarte los dientes. Recuerdo que los chicles PAL, al igual que los Blonnies, comenzaron a perder su azúcar, el mismo año en que las Oreos y las Cameos comenzaron a salir con menos cremita. De hecho, yo soy uno de los muchos que nos preguntamos si lo que nos llega hoy en día como chicles PAL o Blonnies, no son sino remanentes comerciales de una compañía que en un determinado año, pongamos, en 1994, produjo muchísimos más chicles de los que podía vender, y se fue a la quiebra, y lo que nos llega hoy, esporádicamente, son chicles vintage que deberíamos guardar como reliquias del ayer, en vez de ser tan afrentados y mandarnos cuatro o cinco a la misma vez.
Lo que me lleva al concurso de Miss Universe. ¿En qué momento del camino el concurso dejó de ser uno de belleza física, para tornarse en la pretensión de la belleza que va acompañada de un intelecto truculento y lleno de trampas? Me refiero al hecho de que las concursantes de hoy se proyectan como muy “inteligentes” porque tienen bachilleratos y hasta maestrías. Pero, ¿bachilleratos y maestrías en qué? La mayoría de ellas responde los mismo: gerencia, mercadeo, comercio, comunicaciones, administración de empresas, administración de pequeños negocios (que es todo un bachillerato distinto al anterior), etc. Ante este cuadro tan repetitivo, uno no puedo hacer otra cosa que verles las costuras a todo un sistema que identifica en nosotros la necesidad de comprar inciensos en una carreta de aromaterapia (hablo de uno de mis antiguos empleos, en Nature Nation) y de ver extravagantes concursos de belleza que no son más que una desvalorización vulgar de lo que es una mujer, lo que representa y lo que verdaderamente puede dar de sí para el mundo. Pero lo dijo Morpheus y yo lo secundo: “Welcome to the desert of the real”.
El día de hoy fue un día funesto, uno de esos días en que las conversaciones no tienen sabor, son ebrias en el peor sentido de la palabra, y giran todas en torno a un mismo tema, que la canadiense ganó, que la puertorriqueña quedó primera finalista, que mejor que no enseñe novio porque le quitan la corona por no ser virgen, que a Donald Trump no le gusta esa pendejada, etc, etc, etc. Yo me acuerdo todavía de la Miss Russia a la que le quitaron la corona por no casta. Era una mujer preparadísima, que además es francotiradora, y yo me imagino que cuando le quitaron la corona, probablemente le dijo a los productores que podían coger la dichosa tiara y hacer turnos para metérselas por el culo, o estrujárselas en el pecho. Bien por ella. La rusa es y seguirá siendo mi favorita.
En cuanto a las frivolidades vintage del ayer, me acuerdo de los dulces Lipstick, con los que nos pintábamos los labios tanto niños como niñas y las pequeñas criaturas in between. En aquellos momentos éramos muchos los que nos hacíamos tiaras de hojas y ramas secas, y jugábamos a ser las misses. Que conste, que en esos procesos yo sólo fui observador, pues nunca pude pasar la etapa de “rescate”, y las palizas en ajedrez que me daban los demás geeks de mi salón estofón. Pero me gustaban los Lipstick, y las bananas, y los Blonnies, y los chicles PAL. Sobretodo los chicles PAL. He decidido guardar uno para la posteridad.
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
2 comments:
Utilicé tu entrada para enriquecer mi post sin permiso tuyo. Perdón: http://estavidameestamatando.blogspot.com/2008/03/chicle-pal-goma-mascar-bubble-gum.html
http://estavidameestamatando.blogspot.com/2008/03/chicle-pal-goma-mascar-bubble-gum.html
Post a Comment