Thursday, August 11, 2005

El Olor entre las piernas, cap. 44 Mary Poppins

El olor entre las piernas,
cap. 44
Mary Poppins Revisited

Sucede que de hoy en adelante, todos los jueves de este semestre, y posiblemente el próximo (porque todavía no he decidido si me quedo a trabajar en la ácida bárbara), a las 2:30pm, tengo una cita con el Rev. y Presidente fundador de la Academia, el Sr. X, para hablar de algo nuevo y revolucionario que hay en el ambiente llamado "higiene mental". Sucede que este señor, antes de ser pastor, era un neurólogo psiquiátrico, para allá cuando la psiquiatría comenzaba a coger auge en la isla. Si digo que la reunión de hoy fue tediosa, pueden estar seguros de que es un understatement.

El hombre comenzó hablando de que cuando él ejercía esa profesión (ya no la ejerce, pues por supuesto ser ministro teleevangelista deja aún muchísimo más dinero, pero eso es acá entre ustedes y yo) él se encontró con dos mujeres a quienes a causa de la diabetes, le habían cortado una pierna (a cada una). A ambas les habían comendado el uso de prótesis. Pero había una que no daba pie con bola con la piernecita de pirata. Cuenta el Sr. X que él le preguntó si ella tenía a Cristo en su corazón. La mujer le respondió que no (quiero imaginarme que la mujer lo hizo con justificada ira ante semejante estupidez, yo así lo hubiera hecho). A continuación, el reverendo, perdón, neurólogo psiquiátrico oró por ella. La historia termina ahí, porque en la reunión nunca nos enteramos cuál fue el paradero de la mujer, y yo, aunque me moría de morbosa curiosidad (mis síntomas de ADD y tintes de autismo comenzaban a hacer efecto), no sentí ganas de preguntarle, porque ya me imaginaba que ésta, como muchas otras, era una historia inventada para ganar fieles entre aquéllos que, mientras el reverendo hablaba, musitaban un "sí, Señor, alabado sea tu espíritu).

Anoche vi la película de Mary Poppins. En uno de mis viajes de metadona depresiva me imaginé que yo era ella, y que cantaba alegremente un supercalifragilisticus, mientras lo alternaba con mis hechizos en extrañas lenguas extrangeras, haciendo que pequeñas escobas con brazos y mapos con brazos (esto ya es de Fantasia) hicieran toda la limpieza de mi apartamento. Desperté de mal humor y fue un pésimo día, que gracias a Buda terminó en la Barbarie.

Pero hay que tener cuidado con los sueños y la magia. Especialmente cuando uno padece de ADD. Por estar protegiendo mi mente de semejantes invasiones de espiritualidad santurrona cristiana, me fui en un exquisito viaje puberto mientras el pastor hablaba de los siete efectos de las tensiones neuróticas en la gente. Sólo recuerdo que musité un Símbelmine Necru Adesha, palabras que vinieron a mi mente solas, y ahi fue cuando El aquelarre de Goya comenzó.

"La primera tensión se manifiesta con la inhabilidad de hacerle frente a las demandas de la vida", palabras muy ciertas que yo escribía mientras la escena se desdibujaba ante mis ojos, y de repente las maestras comenzaban a quitarse la ropa y a gritar "¡Oh, Jesús, tú eres mi Señor!". Unas a otras se tocaban los pechos y se lamían los pezones en éxtasis, ante mis ojos incrédulos.

"La segunda es le deseo de alejarse de las dificultades que produce la tensión. A esto llamamos 'escapismo' y el escapismo produce culpa". Esas palabras me dolieron, y por un momento la orgía se disipó. Pero entonces, y ahora con un poco de resentimiento porque me cayó algo de agua encima, la orgía volvió, y en ella, el hijo del Reverendo, el Sr. Y le daba por el culo a su padre. Sonreí bastante divertido y satisfecho por el momento. Mientras los gritos y los gemidos pastorales se daban en el background, me dediqué a meditar en mis culpas. ¿Qué culpa tiene uno de escapar, si escapar a veces es la única salida? Si de escapar se trata, entonces todos los artistas somos escapistas, porque de alguna u otra forma, creamos mundos aparte, mundos distintos donde sincreamente nos gustaría mudarnos y vivir como dioses, porque después de todo, somos dioses de los mundos que creamos al hacer pinturas o escribir cuentos. Porque asimismo el mundo real es un asco, porque su escritor dice que está vivo cuando fue crucificado hace casi dos mil años, y aún hoy día lo siguen crucificando, una y otra vez.

"El tercer efecto de la tensión es el miedo a la muerte", dijo sonriendo el muy cabrón, en parte porque tenía razón, en parte porque en mi reinvención de la escena, su hijo le había dado un lechazo adentro. "La Biblia no habla de ello. Por eso, el miedo a la muerte es un temor adquirido". ¿Y qué? -me pregunté yo, mientras una de las maestras le metía la mano completa hasta el codo al maestro de educación física, quien a su vez se corría en la cara de la señorita maestra de kinder. Por supuesto que le tememos a la muerte, preo creo que eso es algo sano. Por ejemplo, mi temor a la muerte es lo que me motiva a escribir, a dejar algo hecho, una huella, que mi alma budista tenga como ancla en este mundo, que sí es terrible, muy terrible, pero muy bello. Pero por supuesto, el temor a la muerte es el castigo que pagamos los que cuestionamos a Dios, porque realmente Dios no es un dios de amor, sino una estrella que se apaga justo cuando estás a punto de tocarla con la yema de tu dedo, dejándote en la oscuridad de un infierno muy íntimo, producto de tu propia creación, lo cual está bien, porque es tuyo.

"Lo que sigue es un pavor al fracaso". Aquí tuve que hacer un alto en la orgía, dejar que la escenografía volviera a lo que es una reunión normal de maestros de un jueves a las 2:30pm, casi 3:00pm. Me permití una sonrisa. Luego volví a invocar el aquelarre. Mientras se clavaba a su hijo ahora y le apretaba las tetas a la maestra de matemáticas de secundaria, criticaba los matrimonios por capitulaciones, diciendo que éstos eran la semilla del divorcio. "El peor error que uno puede cometer en un matrimonio es decir:m 'esto es mío'", decía mientras le daba par de nalgadas a su hijo. ¿Dónde entonces quedan esos espacios sagrados que uno tiene donde no debe entrar ni Dios, ni la madre de uno? A lo mejor exagero, quizás me estoy volviendo igual de alarmista que ellos, pero en sentido contrario, pero entonces sonrío, porque eso significa que ante tanta luz en la bárbara Bárbara, hay un resquicio de negrísima y gótica oscuridad llamado Caleb.

"Después de esto viene el miedo a la humanidad, la falta de confianza en Dios", mientras yo decía en mi mente que el miedo a los demás viene de la falta de confianza en uno mismo. "Luego, el miedo a la autoridad, que Dios ha puesto aquí para que se respete". En ese momento, al reverendo le había crecido un bigotito de Hitler y en mi viaje de ADD conjurado (porque desde hoy ya puedo decir que he ganado la habilidad de conjurarlos) hacía la seña de Hail Hitler! con el brazo, mientras con el otro le soplaba una nueva nalgada a su hijo que todavía se estaba clavando. El reverendo dice que no se le debe tener miedo a las autoridades, pero que sí hay que respetarlas en todo momento. Sí claro, que le digan eso al hijo de Agustín Lara, el cantante argentino que murió sin brazos y desaparecido durante la dictadura en Argentina. La autoridad siempre debe cuestionarse, pienso yo. Lo que pasa conmigo es que aquí en Puerto Rico, los estatutos van a la par conmigo, por eso yo no obedezco las leyes, simplemente ellas están del lado de lo que yo pienso. En el momento en que así no lo sea, haré mudanza permanente a mi mundo creado.

"La culminación de todo esto es la rebeldía, que no es otra cosa que la máxima expresión de los miedos." Ya en este punto, el tripeo sexual del aquelarre había terminado. De repente se abrió el techo, como con la gente que los extraterrestres se raptaban en la película The Forgotten con Julianne Moore, el cielo se abrió también y de éste, cayó una gigantezca espada SoulCalibur que rajó en dos al reverendo. "Jesús nunca reaccionó, él accionó". Sí claro, porque en la Biblia no dice que Jesús, en ningún momento entró al templo, y al ver a los mercaderes les tiró sus mesas al piso. O, ¿qué me dicen de cuando Jesús llamó a los fariseos "prole de víboras"? Alquien que me diga si me equivoco o no, pero eso me parece bastante reaccionario.

Todo esto se reduce a la soledad. El ser humano, decía el hermano reverendo, es un ser muy solo, y eso debe cambiar. Yo digo que no, a mí me aburre la soledad a veces, me deprime, pero he aprendido a amarla, y entiendo que el ser humano tiene que hacer lo mismo.

Cuando ya no pude más, unas palabras de alivio me llegaron a la mente: Porta Me Diva Poppins!. En eso llegó Mary con su paraguas y me llevó volando lejos, muy lejos de mi asqueroso presente.

2 comments:

elijah snow said...

por fin alguien mas se dio cuenta de lo que sucedio. Mi entry fue sacado de Derivas. No tengo nada mas que decir. Chequea lo ultimo que escribi, la despedida.

elijah snow said...

si, axel la bloqueo.