Tuesday, July 19, 2005

el olor entre las piernas, cap. 38 Michael "Blue-Violet" (1978-2005)

El olor entre las piernas
Cap. 38
Michael "Blue-Violet" (1978-2005)

Ayer me dijeron que hace dos dias Michael se suicidó. Se tiró de un quinto piso en algún lugar privado de Río Piedras. Como era de esperarse, mir eacción fue muy sobria y tranquila. se lo atribuí al calor, ambas cosas, eso es, mi reacción y su suicidio.

En momentos como éstos es fácil escrbir. O tal vez no. Las palabras no son suficientes para tratar de entender por qué este gringuito amigo mío, que había llegado desde Wisconsin hacía ya mucho tiempo, con planes para quedarse, porque según me dijo una vez "I won't ever go back to Wisconsin", con un mucho mejor dominio del español que yo, y cuatro idiomas más, con un bachillerato y una maestría de la UPR de Río Piedras a cuestas, decidió suicidarse. Y es que Michael era uno de esos gringos extremadamente raros que vienen a la isla buscando lo que nosostros buscamos cuando nos vamos a allá. Tenía el ritmo por dentro, todos los sabíamos, él lo sabía, bailaba salsa mejor que muchos oriundos del patio.

El nicknamee se lo di yo, "Blue-Violet", porque una muchacha de promociones lo vio, y debo decir que Michael era guapísimo, y decidió tratar con él un gel de cabello de color azul-violeta-iridiscente. Con su piel blanquísima hasta decir basta, y el trasfondo rubio de su cabello, Michael parecía un arcángel, cuando lo vi sentado aquella tarde frente a la Resi, donde le gustaba estar para hablar con los que entraban, los que salían, o con el guardia de turno, que muchas veces era Santiago.

No puedo dejar de pensar que Michael tenía demasiado por delante, demasiado porvenir para tirarlo todo al vacío, lanzándose él primero. Y es que Michael era también alcohólico. Todavía no he conocido a un borracho que se haya suicidado por borracho, pero tengo entendido que las cifras están como para callarme la boca. Pero según recuerdo, Michael era algo así como un alcohólico funcional. Nunca lo vi ebrio, y yo lo veía con bastante frecuencia. Él iba a sus clases, nunca faltaba al trabajo, y sí, es cierto, siempre me lo encontraba de pasada en el Ocho de Blanco, pero qué diablos, a cuánta gente no se encuentra uno allí siempre, de pasada, que son todos una sarda de borrachones amigables, que no son suicidas en potencia.

Anoche en Burger King me encontré con mi amigo de pasadas, el jamaiquino "Pantera", que fue quien me contó el cuento. Los padres de Michael llegan hoy a la isla, a velar a su hijo a la manera boricua, porque así lo dejó él manifiesto. Como así también dejó por escrito que lo enterraran aquí. No sé cuán fieles terminen siendo los arreglos, en este tipo de situaciones nunca puede realmente saberse. Pero me imagino a sus padres, que salen de un estado tan frío y energúmeno como Wisconsin para llegar a esta "ínsula tan extraña" y tener que velar a su hijo, muerto de suicidio, en una funeraria tan ridículamente solemne como la que queda al lado del Boricua. "Pantera" me dijo que Michael estaba enamorado de una mujer que no lo quiso de vuelta. Por eso es que hace tiempo me dije a mí mismo que no valía la pena sufrir tanto por un hombre o una mujer, después de todo, no es cierto que la vida es un teatro, y mcuho menos es cierto que la vida es una telenovela venezolana.

No sé qué más decir. Creo que ahora es que me ha alcanzado la estupefacción. Anoche no dormí nada pensando en Michael, y en que tenía que correr a escribir de él, dejarlo inmortalizado en la tinta, porque si alguien se lo merece es un buen amigo, que puedo decir, sin riesgos a sentimentalismos clichosos, que siempre estará en mi corazón, porque ¿cómo olvidar a un tipo que era todo un personaje en Río Piedras, sin caer en lo "freak"?

Todo esto me lleva a pensar que en cada esquina, en cada rincón solitario de esta ciudad tan no soñada, que es lo que realmente es San Juan, hay un suicida esperando a que una gota colme su copa. Ni más, ni menos.

2 comments:

Miss Two said...

Bendito... yo me encontre el otro dia con la duena de Vidy's, un dia bien calurosa en que yo misma estaba agotada, y ella me dijo del muerto de Michael... cosa era, que aunque yo estoy mucho por alla (si tu me has visto, tu sabes), no lo conocia.

Pero, la tristeza en la cara d'ella y en tus palabras me deja con lo que hemos perdido un buen ser humano.

con carino- Twennytwo

Mara Pastor said...

Qué habrá al otro lado de la ventana. Hace poco escribí un homenaje a la Ana Mendieta por su muerte trágica. Lo titulé "A 20 años de una ventana: homenaje a Ana Mendieta". Cuando supe que había salido impreso, salí del restaurante mexicano de la avenida Universidad, donde almorzaba con el cano, crucé hasta la farmacia Cabrera, pa buscar el Claridad, y ahí estaba Michael, con una pequeña gatita que acababa de ser operada y que estaba entre sus brazos como una pequeña en recovery. Yo, la más Elvira de las madres gatunas, empero gata postoperada, traté de cogerla por el pellejo del lomo. Michael no me dejó, después de todo era su primera gatita, es decir, su bebé. Cuando supe de su muerte,de la ventana, pensé en la última vez que lo había visto, y fue en esa ocasión en la que fui a comprar el periódico en donde hacía homenaje a otra quien también murió traspasando la persiana.

Este fue el artículo, que ahora también trata sobre Michael: http://www.claridadpuertorico.com/articulo.php?id=1817

Gracias, Manu. Por los recuerdos de Psae...